La crisis epidemiológica desatada por el coronavirus ha provocado que muchas familias alrededor del mundo hayan tenido que separarse. Tal es el caso de Naomi, una niña cubana de 7 años, que ha tenido que vivir la pandemia alejada de sus padres.
A raíz de la responsabilidad de los padres de la infante —su madre Sisnay Fay Vargas es delegada y su padre forma parte de la Brigada Médica en Venezuela— Naomi tuvo que mudarse temporalmente en casa de sus abuelos maternos en el municipio guantanamero de El Salvador junto a su tía y prima.
“Aunque ella usa nasobuco eso puede pegarse y yo soy pequeña”, manifestó la niña en una reciente entrevista concedida a la emisora Radio Guantánamo.
Sobre sus actividades de entretenimiento durante el confinamiento, Naomi explicó que le gusta disfrazarse de persona grande con “peluca, tacones y todo”.
“Dibujo paisajes, muñecas, veo televisión, tengo un parchí, yaquis, cuquitas, recortar figuras, leo revistas y libros, me gusta cantar, tengo un micrófono de papel que me hice yo misma (…) “También estoy escribiendo una poesía, pero me falta bastante para terminarla”.
Las teleclases y los aplausos
Naomí, como el resto de estudiantes en Cuba en la crisis sanitaria se encuentra recibiendo teleclases, dijo también extrañar su escuela y compañeros de clase.
“Yo estudio en la escuela ‘Conrado Benítez’ y lo que no me gusta es que cuando comiencen las clases voy para el mismo grado, yo quería tener ya pañoleta roja, pero dice mi mamá que todavía me faltan cosas por saber para estar en cuarto grado”, agregó la futura enfermera.
Por último, la pequeña guantanamera reveló que cada noche a las 9:00 p.m (hora local) sale al portal de la casa para aplaudir en homenaje y agradecimiento a los trabajadores del sector sanitario quienes combaten en primera línea la pandemia. Sobre todo, por su papá y tía que también es doctora.
