Los niños y adolescentes tienen tanto riesgo de contraer el coronavirus del Covid-19 como los adultos, según el primer gran estudio que ha analizado no solo a pacientes a los que se diagnostica la enfermedad, sino también a las personas de su entorno. El estudio, sin embargo, no aclara si los menores son una fuente importante de contagios.
El estudio, publicado en línea en la revista Pediatrics, realizó una investigación sobre más de 2.000 niños enfermos en China (lugar de origen de la pandemia del coronavirus) y los análisis revelaron datos importantes sobre la evolución del virus en la población más joven.
“Los niños de todas las edades son susceptibles al COVID-19, pero no se encontraron diferencias de género significativas. Las manifestaciones clínicas de pacientes pediátricos fueron generalmente más leves que las de los pacientes adultos. Sin embargo, los niños pequeños, particularmente recién nacidos, fueron vulnerables a la infección del coronavirus”, explica el estudio.
El papel de los niños en la transmisión de la epidemia es uno de los enigmas aún no resueltos. Los primeros estudios epidemiológicos realizados en China indican que los niños son menos vulnerables al coronavirus que los adultos. Pero no se sabía si es porque se infectan menos o bien si, una vez infectados, sufren menos complicaciones graves.
El trabajo está firmado por especialistas en salud pública de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE. UU.) y del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Shenzhen.
Prevenir el coronavirus en casa
La mayoría de los contagios se produce en los hogares, pero se infecta menos de uno de cada seis familiares.
Los resultados muestran que un 7,4% de los menores de 10 años que tuvieron contacto estrecho con portadores del coronavirus contrajeron la infección. En la franja de edad de 10 a 19 años, la cifra fue del 7,1%. Estos porcentajes son similares al 7.9% registrado en el conjunto de la población.
Los contactos estrechos se definen como “aquellos que viven en el mismo apartamento, compartieron una comida, viajaron o interactuaron socialmente con un caso índice durante el periodo que empezó dos días antes del inicio de los síntomas”, escriben los investigadores.
