El teatro cubano se encuentra de luto, pues este martes falleció en Matanzas el reconocido actor y director teatral Francisco “Pancho” Rodríguez Cabrera a sus 67 años de edad.
La muerte del actor fue confirmada por el oficialista Periódico Girón, el cual señaló que el teatro matancero había perdido “a uno de sus mejores hijos”, quien falleció “dejando un dolor infinito, una ausencia irreemplazable”.
Pese al comunicado, la prensa estatal no reveló la causa de la muerte de Rodríguez, quien llevó una carrera de más de 40 años.
De acuerdo con Radio 26, el director teatral se graduó en el Instituto Superior de Arte (ISA) en 1981, con sus primeras presentaciones llevándose a cabo en la sala Milanés como parte de la compañía teatral El Mirón Cubano, heredera del Grupo Dramático de Matanzas.
Entre sus papeles más conocidos en esa época se encuentran sus protagónicos en “Caliente, caliente que te quemas”, de 1983, El cruce sobre el Niágara, de 1985, y El gato de Chinchilla o la locura a caballo, de 1987.
A partir de 2005, Rodríguez asumió la dirección artística y general de El Mirón Cubano, en donde permaneció hasta 2008.
Pese a sus logros y larga carrera, el teatro callejero fue el que más pasión despertó en Rodríguez, quien decidió especializarse en el arte del clown en Estados Unidos y en Cuba, llegando incluso a ser presidente de la Jornada Nacional de Teatro Callejero.
En ocasiones anteriores, el actor indicó al medio de prensa estatal que creía que lo más importante del teatro callejero era “sacar la obra de la sala, es decir, de la arquitectura concebida para ello”, pues a veces, esta no permitía una comunicación tan directa con el público.
En más de una ocasión indicó que el teatro callejero era una experiencia única en la que se podía involucrar al espectador, con los actores teniendo que atraer a su público y haciendo lo mejor posible para que este permanezca con ellos durante la obra y se integren al mismo espectáculo.
“Mi último espectáculo y más significativo es El viejo y el mar, una trama que tiene que ver con mi vida, con las circunstancias personales que estaba pasando; me sentía un poco solo, apartado. Siempre lo quise montar”, dijo durante una entrevista con Radio 26.
“Me inspiré en recuerdos de mi padre cuando paseábamos por la ciudad, en la propia obra de Hemingway y lo considero como mi tesis de teatro de calle. Lo hice con mis hermanos y voy diciendo unos textos del poeta popular Seboruco, que me encantan…”, añadió.
Rodríguez dio vida a personajes más de treinta obras, fungiendo también como director artístico en piezas como Zancos y juegos, de Francisco Rodríguez; El gato Currutaco, de Jesús del Castillo, y Naufragio de la fe, de Lilian S. de los Reyes.
Durante su larga trayectoria, se hizo acreedor a premios y reconocimientos en festivales de teatro de La Habana, Camagüey, Matanzas y Alemania, entre otros, sin embargo, una dolencia crónica impidió que este continuara en el teatro.
La muerte del actor fue lamentada por Noslén González, de Cultura matancera, quien describió a Rodríguez como un hombre “que siempre amó y respetó a su profesión”.
González asegura que el actor siempre será recordado por quienes lo conocieron como un eterno juglar montado en sus zancos y “aquel alegre payaso de Zancos y Juegos”.
