Régimen pone tormenta de pretexto por apagón del 40% en Santa Clara
Independientemente del clima, los cubanos padecen entre 6 y 20 horas diarias sin luz dependiendo de la provincia y de su suerte
El domingo 24 de agosto, una fuerte tormenta provocó averías en la subestación Santa Clara Industrial, dejando sin electricidad a más del 40 % del municipio de Santa Clara, así como a zonas de Placetas y Camajuaní.
Las líneas de 110 kV que alimentan la estación fallaron, colapsaron las redes de distribución 6-3-7-5 (desde Maleza hasta Camajuaní) y 17-85 (zona hospitalaria, Cebadero, Latius), y múltiples circuitos de 13 kV quedaron inoperativos por árboles y postes caídos.
Además, una explosión en una línea de 33 kV agravó la situación. Aunque equipos de la Empresa Eléctrica de Villa Clara trabajaron durante la noche para restablecer el suministro, la línea 6-3-7-5 permanece fuera de servicio, mientras las labores continúan para normalizar todo el sistema lo antes posible.
Este nuevo apagón no solo refleja el caos estructural del sistema eléctrico cubano, sino que expone el modo en que el régimen utiliza cualquier pretexto —incluso el clima— para ocultar su incapacidad para garantizar un servicio básico.
Asere Noticias ha informado que desde inicios del año el déficit eléctrico nunca ha bajado de los 1 700 MW. Incluso sin tormentas, los cubanos soportan apagones crónicos, que en algunos lugares superan las 20 horas diarias
La falta de combustible, el estado ruinoso de termoeléctricas clave como Felton, Nuevitas, Renté y Santa Cruz, junto a la dependencia de fuentes renovables insuficientes, han agravado una fragilidad energética que ya es parte del día a día del pueblo.
La tormenta del lunes solo vino a agravar lo que ya es una situación crítica: en agosto, tras el retorno de la termoeléctrica Guiteras, el país vive apagones las 24 horas, con déficits superiores a los 1 600 MW, incluso con centrales térmicas conectadas
Este nuevo choque evidencia que las reparaciones parciales, las promesas oficiales y las medidas de emergencia no resuelven nada.
El Estado no garantiza electricidad ni en condiciones normales, mucho menos cuando el clima exige resiliencia del sistema.
La realidad es clara: este domingo más de la mitad de la población en Villa Clara, y probablemente en otras provincias, pasó horas sin luz, mientras el régimen pide “paciencia” y trata de mostrar eficiencia.
Pero estas fallas sistemáticas ya no pueden disfrazarse. La crisis energética es resultado de décadas de negligencia y priorización política, no de fenómenos naturales. Y cada apagón es una muestra del fracaso de un modelo que sigue agotando al país en silencio.



