Triste reencuentro: cubano encuentra a su exprofesor y ahora es indigente
El anciano debería estar jubilado, pero vive en el más crudo abandono del régimen de Cuba y duerme en las calles
Un joven en Santiago de Cuba se llevó una desagradable y triste sorpresa, cuando caminando por las calles se topó con su antiguo profesor de química en una situación desesperada: solo, sin hogar y durmiendo en la calle.
El activista Yasser Sosa Tamayo relató en Facebook que pasada la medianoche encontró a Manuel, de 79 años, acostado en el pasillo de una peluquería, aferrado a las pocas pertenencias que llevaba consigo.
No era un desconocido: había sido su maestro en el preuniversitario, el mismo que le enseñó que la materia no se destruye, sino que se transforma.
Según el testimonio, el anciano esperaba recibir su pensión al día siguiente, pero llevaba días sin probar alimento. Sosa le compró comida, lo vio comer con desesperación y le entregó dinero para que no volviera a la calle sin recursos.
La historia reveló además la dura experiencia personal de Manuel: perdió a su esposa y a su hijo en un accidente y desde entonces deambula sin rumbo, sin familia que lo acompañe.
“La soledad es su única compañía, un peso que nadie carga con él”, escribió el activista, quien se preguntó: “¿En qué sociedad un maestro termina así, olvidado en la calle, mientras quienes deberían protegerlo miran hacia otro lado?”.
En los comentarios, Sosa llamó a compartir la historia como un gesto de humanidad: “Hoy lo vimos nosotros… mañana puede ser cualquiera. No dejemos que el silencio los consuma”.
El caso provocó indignación en redes sociales, al reflejar la vulnerabilidad de los ancianos en Cuba y la precariedad en la que viven incluso los maestros que dedicaron su vida a educar a generaciones.
El caso de Manuel se suma a otros similares: jubilados que sobreviven vendiendo objetos reciclados o mendigando en las calles.
El abandono de Manuel no es un hecho aislado. Medios independientes han documentado que miles de ancianos cubanos sobreviven en condiciones extremas, con pensiones insuficientes y sin asistencia estatal real.
Entre ellos figuran también exsoldados y expolicías, que dedicaron su vida a servir al régimen y hoy enfrentan la vejez en la misma miseria que el resto, olvidados por el propio sistema al que un día respondieron.



