Fallece otro trabajador de la UNE: se electrocuta liniero en Artemisa
Mientras el régimen monopoliza el servicio eléctrico en Cuba, se niega a invertir en infraestructura y en la protección de sus trabajadores
El liniero Cleivi Pujada Castro, trabajador de la Subestación de Playa Baracoa, perdió la vida este fin de semana mientras realizaba labores en una línea de 7.8 kV del circuito de 13.2 kV en el municipio de Bauta, Artemisa.
La noticia, confirmada por familiares y activistas en redes sociales, vuelve a poner en evidencia la precariedad en que se desempeñan quienes sostienen el colapsado sistema eléctrico de Cuba, y la incapacidad del gobierno para llevar por sí solo la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE).
De acuerdo con denuncias de compañeros de trabajo, el joven no contaba con las protecciones necesarias al momento del accidente.
Hasta ahora, ni la UNE, ni otros organismos oficiales se han pronunciado sobre el suceso, manteniendo el silencio que caracteriza al monopolio estatal cada vez que uno de sus trabajadores muere en el cumplimiento de sus funciones.
La activista Irma Broek expresó en Facebook sus condolencias y denunció la falta de seguridad en el sector.
“Los trabajadores se exponen a constantes riesgos debido a la falta de medidas de protección adecuadas”, escribió.
Su mensaje resume el sentimiento de muchos empleados, que a diario enfrentan largas jornadas, escasez de materiales y ausencia de equipos especializados.
El dolor también se reflejó en la familia de la víctima. Su hermano Liván Pujada escribió: “Es con mucho dolor y tristeza anunciamos que nuestro querido Cleivys ya no está con nosotros. Deja a su querida esposa y dos niños que ahora tendrán que crecer sin su papá”.
A la vez, inició una recaudación para apoyar económicamente a la viuda, Maikelys, y a sus hijos. Otro pariente, Jorge Pujada Meléndez, lo recordó como alguien que “supiste ganarte el amor, el cariño y el respeto de toda la familia”.
La muerte de Pujada Castro no es un hecho aislado. Apenas el 12 de septiembre, un liniero sufrió una fuerte descarga eléctrica en San Miguel del Padrón y solo sobrevivió gracias a la rápida ayuda de vecinos.
Menos suerte tuvo otro obrero de la central termoeléctrica Antonio Maceo Grajales Renté, quien murió el 7 de septiembre tras recibir quemaduras fatales por el vapor de una caldera defectuosa.
Cada accidente laboral revela no solo el deterioro de la infraestructura eléctrica, sino también la negligencia de un gobierno que monopoliza el servicio, pero no invierte en condiciones mínimas de seguridad para quienes lo mantienen en pie.
Mientras los cubanos enfrentan apagones diarios y una crisis energética sin precedentes, son los trabajadores del sector los que pagan con su vida la incapacidad del régimen.



