Fallece cubana vendedora ambulante atropellada en malecón de La Habana
Los cubanos tienen que arriesgar su vida trabajando en las calles ante la falta de oportunidades de trabajo digno y seguro
La vendedora ambulante de confituras Yaidamis Haití Ruiz, originaria de Guantánamo, murió la noche del jueves tras ser atropellada en la intersección de Prado y Malecón, frente al Hotel Paseo del Prado, en La Habana.
De acuerdo con testigos citados en redes sociales, la mujer intentaba cruzar la calle cuando fue impactada primero por un auto que realizaba un giro en U y, segundos después, por una Gazelle de pasajeros, lo que provocó su fallecimiento inmediato.
Su cuerpo fue trasladado a la morgue del Hospital Calixto García. Versiones iniciales señalaban que sus familiares en Guantánamo no habían podido llegar a la capital para reclamar el cuerpo.
Sin embargo, posteriormente se confirmó que una hermana y un hermano de la víctima ya se encontraban en La Habana realizando los trámites de traslado.
El accidente tuvo lugar en una zona de alto flujo vehicular del litoral habanero. Hasta el momento no se han ofrecido detalles oficiales sobre la identidad de los conductores implicados, las causas del doble atropello ni eventuales acciones legales.
Este hecho se suma a otros episodios recientes que reavivan la preocupación por la elevada incidencia de accidentes de tránsito en la Isla.
En agosto, Mairovis Valier Heredia, de 35 años, murió tras ser embestida por un auto conducido por un extranjero en La Habana, dejando tres hijos huérfanos.
La siniestralidad vial en Cuba continúa en aumento, con saldo de víctimas mortales en avenidas principales y áreas turísticas. La falta de control efectivo, el deterioro de las vías y el mal estado técnico de los vehículos figuran entre las principales causas de la tragedia.
A esto se suma la escasa transparencia del gobierno en la publicación de datos oficiales, lo que incrementa la desconfianza ciudadana.
En un país sumido en crisis económica y social, la inseguridad en las calles se convierte en otro reflejo del deterioro estructural, donde los ciudadanos tienen que arriesgar su vida en las calles sin la seguridad de un trabajo formal y digno.
Mientras las autoridades guardan silencio o minimizan la magnitud del problema, los accidentes viales siguen cobrando vidas inocentes, afectando de manera especial a familias de bajos recursos que no encuentran amparo ni justicia.
