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93 años y trabajando: anciano cubano vende dulces para sobrevivir

El régimen mantiene en el abandono a sus poblaciones más vulnerables, incluso a aquellos que dedicaron una vida a su servicio

Un anciano de 93 años fue visto vendiendo caramelos en las calles de La Habana, obligado a trabajar para subsistir ante una pensión que no le alcanza ni para vivir.

El video fue difundido por Los Fuera de Rosca, creadores de contenido que registran la precariedad que viven muchos ancianos en Cuba.

El hombre contó que trabajó toda su vida como soldador, incluso en obras públicas importantes como el túnel de La Habana y plazas en la Revolución.

Pero su trabajo no fue completamente reconocido al calcular su pensión: le exigieron testigos de sus empleos, muchos de los cuales no le fueron avalados. También relató que lo han robado varias veces; le sustrajeron mercancía y algo de dinero pese a su avanzada edad.

Este anciano vive con lo mínimo: lo que pueda conseguir en la calle. Cuando Los Fuera de Rosca le dieron 2 000 pesos, se emocionó.

Su testimonio muestra una realidad que se repite en Cuba: pensionados, madres solteras, personas vulnerables sobreviven con migajas, sin un respaldo estatal real.

El gobierno presume “aumentos” de pensiones o construcciones de parques solares, pero esos anuncios apenas median en la vida de los más viejos. Muchos de estos anuncios ni alcanzan a traducirse en alimento, medicinas, o condiciones dignas.

Esta historia recuerda otro caso reciente: un exalumno encontró a su antiguo profesor de química, Manuel, de 79 años, durmiendo en una calle de Santiago de Cuba, sin familia, sin hogar y con hambre.

Manuel había esperado su pensión al día siguiente, pero llevaba días sin probar alimento. El activista Yasser Sosa Tamayo hizo pública su situación, provocando indignación en redes sociales.

Ambas historias —el anciano vendedor de caramelos y el profesor en las calles— muestran la falla estructural del Estado cubano. Hay abandono sistemático de los ancianos, de quienes trabajaron toda una vida, como si no merecieran seguridad ni dignidad en su vejez.

No se trata de casos aislados. Son miles los jubilados que sobreviven con pensiones mínimas (una gran parte del 39 %), que no cubren costos básicos de alimentación, medicamentos o transporte. Las madres solteras también quedan atrapadas sin redes de apoyo.

Los hospitales carecen de medicamentos, materiales y equipamiento técnico. Las políticas públicas permanecen descoordinadas, insuficientes, con promesas vacías.

En Cuba, en lugar de proteger a los más vulnerables, el Estado ha permitido que la vejez se vuelva sinónimo de precariedad. Mientras el gobierno invierte en propaganda, en proyectos que no resuelven lo esencial, los ancianos se enfrentan día tras día a la indiferencia, al olvido y al hambre.

 

@losfueradrosca La situación de nuestros ancianos en cuba 🇨🇺es sumamente difícil 🥹y muy triste @Exotic Jewelry Las Vegas ♬ som original – losfueradrosca

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