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Crisis de energía: arranca octubre en Cuba con déficit de casi 1.900 MW

El régimen prioriza al turismo y su propia imagen por sobre los servicios básicos, y opera sin cubrir casi 50% de su demanda eléctrica

Cuba arranca octubre con un déficit eléctrico crítico de casi 1.900 MW, sumergida de nuevo en apagones generalizados que exponen la incapacidad del régimen para garantizar luz ni servicios básicos.

Según reporte de la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE), el 30 de septiembre el Servicio Eléctrico Nacional (SEN) estuvo afectado todo el día y continuó la madrugada del martes.

La peor afectación se registró a las 20:10 horas, con una caída de 1.951 MW, por el retraso en la entrada de la unidad 5 de la termoeléctrica Diez de Octubre.

Los 31 parques solares en operación aportaron 3.208 MWh, con pico de 651 MW, una cifra que resulta insuficiente frente al abismo energético que enfrenta la isla.

Para el horario pico de hoy, la UNE calcula que la generación podría experimentar un leve repunte de 50 MW por generación distribuida más otros 50 MW por la entrada parcial de la unidad 3 de Renté.

Pero incluso así, la disponibilidad rondaría apenas los 1.700 MW frente a una demanda estimada en 3.500 MW, dejando un déficit proyectado de 1.800 MW a 1.870 MW.

A primera hora la generación era de 1.600 MW frente a una demanda de 2.880 MW, lo que ya dejaba un desfase de 1.325 MW incluso antes del pico.

Pese a sus ostentosas inversiones en parques solares y otros proyectos ostentosos, el país sigue sin resolver la crisis energética estructural que lo tiene atrapado en la oscuridad.

Las unidades generadoras reportadas como averiadas incluyen la 2 de la CTE Felton y las 3 y 5 de Renté. Mientras tanto, otras centrales se encuentran en mantenimiento, como la 1 y 2 de Santa Cruz y la 4 de la Carlos Manuel de Céspedes.

Además, limitaciones térmicas suman 525 MW fuera de servicio. En el campo del combustible, 78 centrales de generación distribuida están paradas (538 MW perdidos) y otros 154 MW quedan fuera por falta de lubricantes, totalizando 692 MW más inactivos.

La Empresa Eléctrica de La Habana denunció que el servicio estuvo interrumpido 24 horas sin cumplir los apagones rotativos planificados.

En la capital, la máxima afectación alcanzó los 267 MW a las 20:40, con los seis bloques impactados al mismo tiempo, lo que imposibilitó aplicar cortes escalonados.

Este panorama no es nuevo, pero ha llegado a niveles alarmantes. Septiembre cerró con déficits casi de 2.000 MW y múltiples colapsos: el 8 de septiembre hubo falla parcial en oriente, y el 10 un apagón general en toda Cuba.

Termoeléctricas como Guiteras, Felton, Renté, Mariel y Céspedes han registrado salidas constantes por averías y mantenimiento.

Mientras tanto, el régimen presume de inversión en energía solar, incluso inaugurando un parque fotovoltaico en La Habana con efigie de Fidel Castro, pero la realidad contradice la propaganda: esos sistemas no alivian el apuro diario.

Aun cuando el gobierno anunció planes para construir 55 parques solares que generen 1.200 MW antes de fin de año, muchos expertos señalan que, sin baterías para almacenar energía, el aporte sigue siendo simbólico.

La reapertura parcial de una conductora o el encendido momentáneo de algunas unidades no basta cuando el sistema está abandonado. Los apagones no solo afectan la vida cotidiana; paralizan hospitales, bombeos de agua y transporte.

El pueblo cubano, cada vez más resignado, observa cómo el régimen invierte en obras jóvenes, propaganda y turismo, mientras deja en ruinas la infraestructura que de verdad sostiene la supervivencia.

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