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Fallece el famoso beisbolista cubano Armando Capiró a los 77 años

Su carrera marcó una era en la que el bateo de poder comenzó a adquirir protagonismo en Cuba, donde vivió hasta el fin de sus días

El béisbol cubano se encuentra de luto tras la muerte de Armando Capiró Laferté, exjugador de los equipos capitalinos y de la selección nacional, quien falleció a los 77 años en La Habana.

La confirmación de su deceso fue divulgada por el organismo rector del deporte en Cuba, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

Capiró nació el 22 de marzo de 1948 en Santiago de las Vegas, municipio de Boyeros, en la provincia de La Habana.

Durante su carrera en las Series Nacionales de Cuba participó en 14 campañas, en las cuales conectó 1 177 hits, disparó 162 jonrones y alcanzó un promedio ofensivo de .298.

En la temporada 1973 (o 1972-73) firmó una de sus mejores campañas al conectar 22 cuadrangulares, lo que le permitió mantenerse entre los bateadores más destacados de su época.

Sus comienzos en el béisbol fueron en posiciones de lanzador durante sus años de juventud. Según una biografía, en 1966, cuando todavía era juvenil, logró un juego sin hit ni carrera.

Posteriormente, por indicación del entrenador Pedro “Natilla” Jiménez, Capiró se dedicó principalmente al bateo y al jardín, posición que ocupó con regularidad.

En su trayectoria defendió los equipos de Habana (o Metropolitanos) e Industriales en la capital, además de integrar la selección nacional de Cuba en torneos internacionales.

En el aspecto de estadísticas, además de sus jonrones y promedio, se reporta que acumuló 677 carreras impulsadas, 609 anotadas, 186 dobles, 47 triples, un slugging de .492, un porcentaje de embasado (OBP) de .384 y un OPS de .876 al cierre de su carrera en las Series Nacionales.

Su desempeño le valió ser seleccionado entre los “100 atletas cubanos más destacados del siglo XX” en marzo de 2001.

Respecto a su salud, se conocen antecedentes de una lesión grave en el tobillo que sufrió en un partido en el municipio de Contramaestre, la cual incluyó fractura del tobillo y del peroné.

También tuvo otras operaciones de meniscos y un deterioro físico ligado a la lesión que le obligó a abandonar prematuramente la máxima élite de su deporte.

La noticia de su fallecimiento ha generado múltiples homenajes dentro de la comunidad deportiva cubana. En los comunicados oficiales se destaca su historia como parte de la tradición del béisbol nacional.

Su carrera marcó una era en la que el bateo de poder comenzó a adquirir protagonismo en las Series Nacionales y en los torneos internacionales que disputaba Cuba. Su rol como jardinero izquierdo de referencia en muchas alineaciones lo convirtió en un elemento habitual en los equipos de estrellas de su momento.

Capiró deja una trayectoria con cifras destacadas, hitos en la historia del béisbol de la isla y un legado ligado a sus momentos de mayor brillo en el cajón de bateo y en el jardín.

Su deceso representa la partida de uno de los jugadores más reconocidos de aquella generación, y su memoria permanecerá en la historia del deporte cubano.

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