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Infierno en Hong Kong: incendio masivo arrasa con complejo de apartamentos

El siniestro ha dejado hasta ahora 44 muertos y casi 300 desaparecidos, además miles de damnificados perdieron todo en cuestión de horas

Un incendio en un complejo residencial de Hong Kong dejó hasta ahora 44 personas fallecidas, más de 80 heridas y al menos 279 desaparecidas, según los últimos datos divulgados este jueves 27 de noviembre por los servicios de emergencia.

El fuego destruyó siete de los ocho edificios del conjunto residencial conocido como Wang Fuk Court, en el distrito de Tai Po, en lo que ya se considera el peor desastre de este tipo en esa ciudad en las últimas tres décadas.

El siniestro comenzó la tarde del miércoles en uno de los bloques del conjunto de 31 plantas, y se propagó con extrema rapidez.

Las llamas se extendieron por los andamios de bambú usados en trabajos de rehabilitación exterior del edificio, los cuales estaban cubiertos con mallas de seguridad, lonas impermeables y paneles de poliestireno expansivo — materiales que actuaron como acelerantes, facilitando la expansión vertical y horizontal del fuego por fachadas y pasillos.

En apenas 43 minutos, el Departamento de Bomberos elevó la alarma del nivel 1 al 4, y unas cuatro horas más tarde declaró la emergencia de nivel 5 — el nivel más alto de la escala local, declarado en muy pocas ocasiones.

 

Hasta ahora, los bomberos han logrado controlar las llamas en cuatro de los siete edificios afectados. En el operativo intervienen casi 900 efectivos, apoyados por cuatro plataformas aéreas y 26 equipos especializados que revisan bloque por bloque en busca de sobrevivientes.

El director de los bomberos de Hong Kong explicó que los materiales inflamables utilizados en la obra contribuyeron decisivamente a la velocidad del incendio.

Mientras tanto, los hospitales de la ciudad activaron protocolos de emergencia: nueve centros recibieron pacientes, con refuerzos especiales en las unidades de quemados de tres hospitales principales — Prince of Wales, Alice Ho Miu Ling Nethersole y North District.

Hasta ese momento, 81 personas habían sido trasladadas a hospitales; de ellas, 45 continúan en estado grave o crítico y 36 presentaban heridas de diversa consideración.

La tragedia generó acciones oficiales: en la madrugada del jueves las autoridades detuvieron a tres personas vinculadas a la empresa contratista responsable de la obra, acusadas de homicidio imprudente por negligencia grave.

Entre los arrestados se encuentran dos directores de la empresa y un consultor de ingeniería, capturados en distintas zonas de Hong Kong.

 

La superintendente a cargo del caso declaró que existe evidencia de que la negligencia en el uso o supervisión de los materiales de construcción facilitó la rápida propagación del fuego y originó numerosas víctimas.

El jefe del Ejecutivo local, tras visitar un centro de atención a afectados y un hospital, anunció la suspensión inmediata de la campaña pública prevista para las elecciones al Consejo Legislativo del 7 de diciembre.

“Ahora lo primordial es controlar el incendio y apoyar a los damnificados”, afirmó, sin confirmar si los comicios serían aplazados.

Por su parte, el presidente chino emitió un mensaje de condolencias a través de la televisora estatal, ordenando “esfuerzos totales” para reducir pérdidas humanas y materiales y movilizando recursos para la emergencia.

En cuanto a las investigaciones, las autoridades han recogido muestras de los materiales utilizados en los andamios para determinar si cumplían con las normas de seguridad ignífuga.

Además, prometieron inspecciones exhaustivas de obras similares en toda la región, en busca de lonas, redes y plásticos inflamables que podrían poner en riesgo a más edificios.

 

A primera hora de la mañana aún se observaban columnas de humo elevándose desde varios pisos, y un fuerte olor a plástico quemado impregnaba la zona. En ocasiones seguían cayendo cenizas incandescentes.

La magnitud de esta tragedia supera incluso al incendio ocurrido en noviembre de 1996 en el edificio comercial Garley, en Kowloon — hasta ahora considerado el más mortífero en tiempos de paz en Hong Kong — que dejó 41 muertos y 81 heridos.

Este desastre no solo pone en evidencia fallas en la regulación de materiales de construcción y supervisión de obras, sino también la fragilidad de los protocolos de seguridad ante trabajos de remodelación.

 

Las víctimas, muchas aún desaparecidas, subrayan la urgencia de revisar normas, inspecciones y responsabilidad de contratistas en edificaciones residenciales.

Mientras los equipos de rescate avanzan piso por piso, y los hospitales luchan por atender a tantos heridos, la tragedia recuerda lo devastador que puede ser un incendio acelerado por materiales inadecuados.

Si bien las investigaciones apenas comienzan, el impacto humano y social ya es inmenso —y la comunidad de Hong Kong exige respuestas claras y acciones concretas para prevenir nuevas catástrofes.

 

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