ESTADOS UNIDOS

Donald Trump llama “fea” a una reportera a días de insultar a otra por su peso

La Casa Blanca respaldó al presidente, la portavoz afirmó que Trump “nunca ha sido políticamente correcto” y que por eso ganó las elecciones

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender la polémica con un nuevo ataque personal contra una periodista, apenas días después de enfrentar un aluvión de críticas por llamar “piggy” a otra reportera.

Esta vez, el mandatario utilizó su red Truth Social para referirse a Katie Rogers, reportera de The New York Times, como “fea por dentro y por fuera”, en respuesta a un artículo que analizó señales de fatiga en su agenda pública.

El insulto se produjo luego de que el periódico publicara un análisis comparando las rutinas de trabajo de Trump en su actual mandato con las de su primera administración.

Según el reporte, el presidente mantiene una agenda pública más corta y, en ocasiones, muestra signos de desgaste mientras ejerce el cargo a sus 80 años. Las conclusiones del artículo desataron la molestia del mandatario, quien rechazó que experimente cansancio y acusó al medio de atacar su imagen.

“La gente desagradable del fracasado New York Times está otra vez con lo mismo”, escribió Trump, insistiendo en que “nunca” había trabajado tanto como ahora.

Acto seguido, cargó directamente contra la periodista: “Katie Rogers, asignada a escribir solo cosas malas sobre mí, es una reportera de tercera categoría y fea, por dentro y por fuera”.

El nuevo ataque se suma a la reciente controversia que generó cuando le dijo “quiet, piggy” (“cállate, cerdita”) a Catherine Lucey, corresponsal de Bloomberg en la Casa Blanca.

Ambos episodios han reavivado cuestionamientos sobre el historial de Trump hacia mujeres periodistas, ampliamente señalado por organizaciones de prensa y usuarios en redes sociales.

Las reacciones no tardaron en multiplicarse. Numerosas publicaciones acusaron al presidente de reincidir en comentarios misóginos y de emplear ataques personales como estrategia para desacreditar la cobertura crítica.

En varias de ellas se destacó que, pese a que el artículo de The New York Times tenía dos autores, Trump solo dirigió sus descalificaciones a la periodista y no al coautor, Dylan Freedman.

El diario defendió públicamente a sus reporteros. Charlie Stadtlander, portavoz de la institución, afirmó que el trabajo publicado “es preciso y basado en información verificada de primera mano”.

Añadió que los insultos no alteran los hechos y que sus periodistas continuarán cubriendo a la administración sin ceder ante “tácticas de intimidación”.

“Profesionales como Katie Rogers representan el papel esencial de una prensa libre e independiente”, señaló el comunicado.

La Casa Blanca, por su parte, respaldó al presidente. Abigail Jackson, portavoz del gobierno, sostuvo que Trump “nunca ha sido políticamente correcto” y que su estilo directo forma parte de la razón por la que, según ella, fue reelegido. Negó que los comentarios tengan relación con el género de las periodistas y los atribuyó a la desconfianza general del mandatario hacia los medios.

Respecto al insulto previo dirigido a Catherine Lucey, un funcionario aseguró que la reportera había actuado de manera “inapropiada” con sus colegas durante un vuelo oficial. Sin embargo, la Casa Blanca no ofreció pruebas ni aclaró qué conducta motivó esa acusación, pese a las solicitudes de precisión.

Mientras tanto, el debate sobre el lenguaje del presidente vuelve a ocupar la conversación pública, especialmente frente a las implicaciones que tiene que el líder del país ataque de manera reiterada a mujeres periodistas por su labor crítica.

En redes y círculos profesionales, el episodio se interpreta como un síntoma más del deterioro en la relación entre la Casa Blanca y la prensa, marcada por hostilidad y descalificaciones personales que persisten sin señales de moderación.

 

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