Aumentan apagones por incendio en CTE Diez de Octubre en Nuevitas
Una de las calderas de la planta generadora se incendió y dejó un déficit casi igual al mayor de lo que va del año, con 2.052 MW faltantes
Un incendio en la caldera de la unidad 6 de la Central Termoeléctrica (CTE) Diez de Octubre, en Nuevitas, dejó fuera de servicio una de las plantas más importantes del sistema eléctrico cubano y añadió nuevas presiones al colapso energético que sufre el país.
La empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) confirmó el incidente la noche de este sábado 6 de diciembre, a las 8:26 pm, informando que la unidad fue desconectada de emergencia tras declararse un incendio.
Según el parte oficial, “se afectaron 60,5 MW por demanda asociada a fallos (DAF), que se están restableciendo”, aunque no hubo ninguna actualización sobre cuando volvió la corriente, ni se publicó el parte nocturno que suele publicarse en sus páginas oficiales.
Pero las afectaciones no cesaron ahí, pues durante todo este domingo 7 de diciembre, se registraron afectaciones en diferentes unidades de las CTE Lidio Ramón Pérez “Felton”, y la Antonio Maceo “Renté”.
Durante las 24 horas hubo afectaciones en el servicio, que concluyeron con un déficit eléctrico general de 2.050 MW, un poco por encima de los 2.012 anticipados por el régimen, y cercanos a los 2.100 del mayor déficit en lo que va del año, que se dio hace apenas unos días.
La falla en la unidad de Nuevitas se suma a otras averías y mantenimientos prolongados en centrales clave como Felton, Renté, Mariel y Cienfuegos, que llevan tiempo operando de modo inestable o directamente fuera de servicio.
Esta combinación ha dejado al sistema sin reservas: la generación disponible es insuficiente frente a la demanda, lo que provoca apagones frecuentes y prolongados en muchas provincias.
En lo que va de 2025, el país ha registrado varios récords negativos en su sistema eléctrico. En octubre pasado registró un déficit de 2.020 MW, durante un apagón que duró varias horas, y que fue el más grande hasta ese momento.
En otras jornadas, los cortes eléctricos superaron incluso las 20 horas diarias en ciertas provincias, una realidad que afecta agua, refrigeración de alimentos, comunicaciones, servicios básicos y continúa golpeando a la población.
La persistencia de estos apagones deja a miles de familias sin electricidad, muchas veces sin agua en los hogares, y convierte actividades cotidianas como cocinar, conservar alimentos o conservar medicinas en tareas casi imposibles.
En medio del calor tropical, con servicios de salud deteriorados y una economía en crisis, la falta de electricidad agrava la precaria situación de las familias, mientras el gobierno se niega a reconocer el problema y que no puede satisfacer a su población y prioriza la energía para el turismo extranjero.
Aunque el gobierno ha invertido en parques solares y alega problemas de combustible como causa principal, estos esfuerzos no bastan para compensar el deterioro del sistema termoeléctrico, ni para cubrir la demanda mínima.
La emergencia en la planta de Nuevitas evidencia, una vez más, la fragilidad del sistema eléctrico. Cada vez que el déficit eléctrico supera los 2.000 MW, se teme un nuevo apagón total que deje sin energía al país completo, como en octubre pasado.
Al mismo tiempo, las fallas en otras centrales evidencian un problema estructural: envejecimiento de equipos, falta de mantenimiento, carencia de combustible y ausencia de inversiones reales para garantizar la continuidad del suministro.



