¿Bad Bunny fan de la comida cubana? Este es el restaurante que visitó en París
Las búsquedas del restaurante se multiplicaron y las reservas comenzaron a llenarse a un ritmo poco habitual para un negocio tan discreto
Un pequeño restaurante cubano escondido entre las calles del Barrio Latino de París pasó, en cuestión de horas, de ser un secreto bien guardado a convertirse en parada obligatoria para curiosos, turistas y fanáticos de la música urbana.
Se trata de Bonito y Sabroso, un local de ambiente familiar que ya había recibido a varios artistas cubanos, pero cuya suerte cambió definitivamente tras una visita muy especial: la de Bad Bunny.
Aunque en meses anteriores figuras como el cantante Wampi y el reguetonero Yomil Hidalgo habían compartido su paso por el restaurante, fue la presencia del artista puertorriqueño la que encendió las redes.
El creador de contenido Dele GT fue quien destapó la historia al publicar un video en Instagram donde relató que el intérprete de Tití me preguntó probó varios platos tradicionales y quedó encantado con el sabor del lugar.
La reacción no se hizo esperar: las búsquedas del restaurante se multiplicaron y las reservas comenzaron a llenarse a un ritmo poco habitual para un negocio tan discreto.
Desde las propias redes de Bonito y Sabroso, la familia cubana que lo administra confirmó lo ocurrido. Explicaron que fueron contactados directamente por el equipo de producción del concierto de Bad Bunny en París para encargarse del catering, ante la ausencia de restaurantes puertorriqueños en la ciudad.
Según contaron, el cantante y su equipo disfrutaron la comida y destacaron que los sabores les recordaban mucho a la cocina boricua.
No hubo fotos ni encuentros públicos, ya que el artista solicitó privacidad, una petición que el restaurante respetó, asegurando que la experiencia quedaría como un recuerdo personal y profesional invaluable.
El menú del local es una defensa abierta de la cocina criolla. Entre los platos más solicitados figuran los garbanzos caseros, la ropa vieja, las croquetas, los tostones y el tradicional bistec de palomilla, habituales entre la clientela latina.
Sin embargo, uno de los mayores atractivos es el filete de cocodrilo, una opción poco común que despierta curiosidad incluso entre comensales experimentados.
Las bebidas también han jugado un papel clave en la popularidad del lugar. Mojitos al estilo Hemingway, daiquirís de frutas naturales y el cóctel Saoko —inspirado en la canción de Rosalía— se han vuelto protagonistas en redes sociales, obligando a los bartenders a enfrentar jornadas intensas desde que el restaurante comenzó a recibir una avalancha de nuevos visitantes.
La escena no es aislada. En los últimos años, varios artistas internacionales han sido captados disfrutando comida cubana fuera de la Isla.
Medios independientes han documentado visitas de figuras como Marc Anthony y Camila Cabello a restaurantes cubanos en Miami, donde platos como el arroz congrí, el lechón asado y los pastelitos han sido protagonistas.
Incluso estrellas del deporte como David Beckham y del cine han compartido en redes su fascinación por una cocina que asocian con sabor casero y tradición.
Algo similar ocurrió cuando artistas como Karol G o Rosalía fueron vistas probando recetas cubanas durante sus estancias en Estados Unidos y Europa, generando picos de popularidad inmediata para los locales mencionados.
El patrón se repite: basta una mención o una visita discreta para que un restaurante pase del anonimato a la viralidad.
En el caso de Bonito y Sabroso, la escala de Bad Bunny confirmó esa regla no escrita. Lo que comenzó como una simple comida terminó colocando al restaurante en el radar internacional, demostrando que, a veces, un plato bien servido puede tener más impacto que una gran campaña publicitaria.
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