Adeshina Obara Meyi ¿Quién fue el primer babalawo en dar la Letra del Año?
Fue uno de los pilares fundamentales en la preservación y difusión del sistema religioso de Ifá en Cuba
Adeshina Obara Meyi, un babalawo de gran renombre, es recordado por ser uno de los pilares fundamentales en la preservación y difusión del sistema religioso de Ifá en Cuba.
Junto a su mentor, Ño Carlos Adé Bí, se destacó como el principal continuador de esta tradición espiritual, dejando una huella indeleble en la cultura religiosa de la Isla.
Su historia, que comienza en Nigeria entre 1811 y 1816, está marcada por un trágico destino de esclavitud, pero también por su determinación por preservar la sabiduría ancestral del orisha Orula u Orunmila.
Nacimiento y secuestro en Nigeria
Adeshina, nacido en Nigeria entre 1811 y 1816, fue víctima del tráfico de esclavos cuando colonos españoles lo secuestraron y lo llevaron a Cuba.
Antes de ser capturado, y temiendo por su destino como esclavo, Adeshina se tragó el fundamento representativo del orisha Orula u Orunmila, asegurando que la sabiduría de Ifá lo acompañara durante su travesía.
El encuentro con Ño Carlos Adé Bí
En 1833, fue bautizado en la iglesia parroquial de Nueva Paz bajo el nombre de Remigio Lucumí, y poco tiempo después, fue vendido a un colono esclavista en Matanzas. Fue allí, en el municipio de Regla, donde Adeshina cultivó relaciones con Ño Carlos Adé Bí, un negro liberto y sacerdote de Ifá que se convirtió en su mentor y guía espiritual.
Juntos, en el cuarto trasero de una bodega en Regla, llevaron a cabo rituales de adivinación y formación religiosa que marcaron el inicio de un proceso de enseñanza y aprendizaje de la tradición yoruba.
La libertad y el crecimiento espiritual
En 1850, gracias al apoyo de su mentor, Adeshina compró su libertad. Una vez libre, Remigio Herrera, conocido por su título de Ño Remigio, fundó su propio Cabildo de Yemayá en Regla, donde impartió las enseñanzas de Ifá a sus ahijados.
Fue en ese espacio sagrado donde Adeshina transmitió su conocimiento sobre la Letra del Año, una ceremonia fundamental dentro de la práctica religiosa de Ifá.
Aunque no se ha podido precisar la fecha exacta de la primera lectura de la Letra del Año, su influencia en esta tradición perdura hasta nuestros días.
El legado y sucesión
A pesar de su fallecimiento en 1906, Adeshina dejó un legado espiritual profundo. Su ahijado Tata Gaitán asumió la responsabilidad de la Letra del Año a partir de 1902, tras los problemas de salud de Adeshina.
Bajo la tutela de Tata Gaitán, Bernardo Rojas asumió la dirección de la Letra del Año y heredó las enseñanzas y deidades mayores de su padrino. Desde entonces, la tradición de la Letra del Año ha continuado, preservando la sabiduría de Ifá y su relevancia en la vida espiritual de la comunidad cubana.



