FARÁNDULAMUNDONOTICIAS DE CUBA

Así se proyecta Cuba: arranca Festival de Cine de La Habana entre apagones

El régimen escoge gastar en eventos banales y fingir que tiene la economía de un país sano que sí podría auspiciar este tipo de eventos

El arranque de la edición 46 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, programada para esta noche en La Habana, enfrenta un escenario particularmente adverso, luego del apagón parcial que dejó a la ciudad, y a buena parte del país, sin electricidad este miércoles.

La ciudad, así como buena parte del país, sufrió recientemente un apagón masivo que obligó a suspender el servicio eléctrico para millones de personas, lo que pone en cuestión la viabilidad de un evento que requiere luz, energía y condiciones mínimas de funcionamiento.

El fallo del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) dejó sin electricidad a unos 3,5 millones de cubanos, incluyendo residentes de La Habana, Pinar del Río, Artemisa y Mayabeque.

El apagón fue solo la más reciente manifestación de una crisis que ha empeorado por meses, y se dio apenas unos días después de que el país sufriera el mayor déficit energético, con más de 2.000 MW necesarios para satisfacer a la población.

En ese contexto, resulta para muchos increíble que el régimen se atreva, no solo a destinar al festival recursos energéticos que son necesarios para su población, hospitales y otros servicios básicos, sino también dinero y esfuerzo a un evento que no es más que una pantalla.

Y es que mientras la población de Cuba no tiene qué comer, sus hospitales colapsan entre enfermos de dengue y falta de recursos, el agua potable y la estabilidad no llegan a miles de familias, el gobierno escoge gastar en eventos banales y fingir que tiene la economía de un país sano que sí podría auspiciar este tipo de eventos.

Los organizadores del festival han decidido mantener la programación del certamen, que incluye 222 obras de 42 países y se extenderá hasta el 14 de diciembre bajo el lema “Rodando Cine”. Entre las películas destacadas figuran producciones de Cuba, México, Argentina, Brasil y Colombia.

El regreso del festival revive las críticas hacia las autoridades, acusadas de promover eventos internacionales como escaparate, mientras el resto del país lidia con apagones diarios, crisis energética y servicios públicos colapsados.

A decir de analistas de energía, los cortes recurrentes —que en varias provincias han superado las 20 horas diarias— evidencian el fracaso del Estado cubano para garantizar condiciones básicas a la población.

Por otro lado, la crisis de apagones se superpone con un fuerte brote de enfermedades transmitidas por mosquitos: este año, las autoridades han confirmado al menos 33 muertes relacionadas con epidemias de dengue y Chikungunya.

Además, en muchas zonas —especialmente La Habana— no se han podido contabilizar con exactitud los contagios, lo que agrava la incertidumbre sanitaria.

En este marco, el festival no solo arriesga que cortes eléctricos interrumpan funciones, sino que también se desarrolla mientras la población sufre la falta de agua, servicios médicos deficientes, escasez de medicamentos y una infraestructura sanitaria saturada, especialmente en medio del repunte de virosis.

Además, críticos del régimen recuerdan que el certamen no escapa a la censura cultural: recientes denuncias de directores como Fabien Pisani apuntan al rechazo de documentales por razones políticas o ideológicas.

En la más reciente edición, su filme dedicado al cantautor Pablo Milanés fue descartado sin explicación, a pesar de haber sido proyectado con éxito en festivales internacionales.

El caso del cortometraje Matar a un hombre, del cineasta Orlando Mora Cabrera, es otro ejemplo reciente: fue eliminado de la programación bajo el pretexto de “problemas eléctricos”, luego de haber sido seleccionado, y su autor fue detenido tras denunciar públicamente la censura.

De este modo, el festival se instala sobre una realidad muy diferente de la que sus organizadores intentan proyectar: en vez de ser un reflejo de estabilidad cultural y normalidad, emerge como un acto de desface frente a un país que sufre apagones crónicos, crisis sanitaria, falta de agua, infraestructura colapsada y censura sistemática.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas