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Aumenta la crisis: falta de luz y combustible afecta la pesca en Granma

Los prolongados apagones que el régimen sigue sin resolver han reducido también la producción de alimentos en Cuba

La producción de peces en la provincia de Granma atraviesa uno de sus peores momentos, como un eslabón más de la cadena de crisis que el régimen no puede contener.

Los apagones prolongados y la escasez de combustible han golpeado de lleno a la estación acuícola René Ramos Latour, conocida como Acuipaso, que apenas logró 5,4 millones de alevines de los 14,8 millones previstos para 2025.

La caída supera el 60 % y afecta directamente a la Empresa Pesquera de Granma (Pescagran), responsable de surtir 24 puntos de venta donde se distribuyen croquetas, filetes y picadillo para la población.

El fracaso contrasta con 2023, cuando, pese a la escasez de pienso, se superó el plan con 26,2 millones de alevines.

Hoy, sin electricidad ni combustible para mover bombas e incubadoras, miles de peces mueren asfixiados en estanques vacíos o con niveles mínimos de agua.

El propio director de Pescagran, Isidro Beltrán León, reconoció que al descender el agua, el oxígeno desaparece y los animales “mueren, desaparecen completicos”.

Acuipaso, la segunda mayor estación de alevinaje de Cuba, depende totalmente del suministro eléctrico para sostener 52 estanques de tierra y 164 piscinas de hormigón.

Un grupo electrógeno podría aliviar la situación, pero mantenerlo operativo requiere más de 700 litros de combustible por ciclo, una cifra imposible de cubrir con los cupos racionados que entrega el Estado.

El deterioro se refleja en escenas de abandono: piscinas secas, maleza en los bordes y cardúmenes reducidos a unos pocos estanques.

A ello se suma la improvisación en la alimentación de los peces, que pasan del pienso importado a fertilizantes como estiércol animal y restos de pescado triturados. La falta de combustible incluso impide trasladar estos insumos.

La inseguridad agrava el panorama. De las 25 plazas de vigilancia, 17 están vacías. Trabajadores advierten que resulta más rentable cuidar arroz o ganado que proteger una granja que se cae a pedazos. Los robos de peces y aves se han vuelto habituales.

La crisis impacta también en los salarios: mientras en 2023 algunos empleados recibían hasta 17.000 pesos vinculados a la producción, hoy apenas cobran 2.300.

“Sin corriente y sin combustible, no somos nada”, lamentó Yuniesky Rosabal Rosa, director de Servicios Generales.

El colapso pesquero de Granma refleja la incapacidad del gobierno cubano para garantizar servicios básicos.

Los apagones, la falta de combustible y la ausencia de soluciones han llevado a que la producción caiga en picada y que el pescado, antes un recurso habitual en la mesa cubana, hoy escasee más que nunca.

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