Camión cargado de ataúdes se estrella contra una casa en La Habana
Escenas como estas reflejan que, en la Cuba actual, ni siquiera la muerte garantiza respeto ni un mínimo de dignidad
Un accidente poco común sacudió este martes al municipio habanero de Regla, cuando un camión cargado de ataúdes perdió el control y terminó incrustado en una vivienda ubicada en la calle Alburquerque #224, entre Martí y Maceo, justo detrás de la funeraria local.
Las imágenes difundidas en redes sociales mostraron el vehículo dentro de la casa, con daños visibles en la fachada y en la entrada principal.
Pese al impacto, no se registraron heridos. Los vecinos describieron escenas de pánico al ver cómo un transporte repleto de féretros acababa contra la pared de la vivienda.
El siniestro ocurre en un momento de creciente malestar social por el colapso de los servicios funerarios en la isla. La falta de ataúdes, el deterioro de capillas y cementerios y la escasez de transporte adecuado han convertido los velorios en procesos marcados por la improvisación y la indignidad.
Medios estatales han reconocido que para muchas familias despedir a un ser querido se ha convertido en una “carrera de obstáculos”.
En varias provincias se han denunciado traslados de féretros en carretillas o vehículos improvisados, e incluso en Sancti Spíritus un ataúd cayó de un carro fúnebre en plena vía pública, generando repudio en la comunidad.
El choque en Regla ilustra con crudeza esta realidad: ni siquiera el último adiós está garantizado.
La escasez de ataúdes es una de las quejas más frecuentes. Recientemente, en Santiago de Cuba una familia se vio obligada a velar a su difunto en un féretro de cartón, ante la imposibilidad de conseguir otro material.
En otro caso, en Holguín, los deudos tuvieron que pedir prestado un ataúd a otra familia, usando la caja solo durante el velorio y devolviéndola después.
A la crisis se suma la falta de transporte funerario digno. Hace unos meses se vivió la situación en Camagüey, donde una familia trasladó el cuerpo de su ser querido en una carreta tirada por caballos, tras esperar horas sin que apareciera un carro fúnebre.
Escenas como estas reflejan que, en la Cuba actual, ni siquiera la muerte garantiza respeto ni un mínimo de dignidad.



