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CTE de Felton pasa 7 horas sin servicio mientras el déficit sube a 1.700 MW

El régimen no puede ni mantener sus plantas generadoras, tardó una jornada en resolver la falla de Felton en pleno horario productivo

La crisis energética en Cuba continúa, y este sábado afectó especialmente a los cubanos luego de que la Unidad 1 de la central termoeléctrica (CTE) Felton saliera de servicio durante casi siete horas en pleno horario productivo.

El sistema eléctrico nacional (SEN) de Cuba enfrentó este 22 de noviembre una crisis severa, marcada por un déficit de generación y la caída de una de sus principales plantas generadoras.

De acuerdo con el parte técnico de la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE), en las primeras horas del día la disponibilidad del SEN era de solo 1.605 MW, frente a una demanda de 2.320 MW, lo que deja 732 MW sin cubrir por déficit de capacidad.

Sin embargo, para el horario pico nocturno, la UNE calculó una disponibilidad de 1.665 MW frente a una demanda máxima de 3.280 MW, lo que implicaría un déficit de 1.615 MW y una afectación proyectada de 1.685 MW, alto en un día en que ni siquiera funcionan los servicios de gobierno.

El déficit eléctrico pone en evidencia la incapacidad estructural del régimen para garantizar el servicio. Según datos recientes de la UNE, la desalineación entre oferta y demanda alcanza niveles críticos, y las fallas en plantas clave como la termoeléctrica de Felton no hacen más que empeorar la situación.

La Unidad 1 de Felton, que salió de servicio a las 9:00 am, volvió a funcionar prácticamente a las 4:00 de la tarde, exactamente a las 3:56 pm, lo que implica que estuvo prácticamente siete horas fuera de servicio, una jornada laboral casi completa.

Esta situación no es aislada: el 21 de noviembre el servicio estuvo interrumpido durante las 24 horas y la máxima afectación por déficit fue de 1.707 MW a las 18:10 horas, según reportó la UNE.

Parte del colapso se explica por averías y mantenimiento en plantas térmicas estratégicas. Según el reporte oficial, están fuera de servicio varias unidades: la unidad 2 de la termoeléctrica Felton, así como las unidades 5 y 6 de la CTE Renté.

Además, están en mantenimiento la unidad 2 de la CTE Santa Cruz y la unidad 4 de la CTE Cienfuegos. Las limitaciones térmicas suman 590 MW de generación perdida.

Se añade a esto una grave restricción por falta de combustible y lubricante: 90 centrales de generación distribuida, con capacidad de 790 MW, están fuera de servicio por escasez de combustible, y se reportan 80 MW son indisponibles por falta de lubricante, lo que totaliza 870 MW sin operar por este motivo.

Para tratar de mitigar la caída, se espera la entrada de la unidad 5 de la CTE Renté con 60 MW, pero incluso con esto el pronóstico no mejora sustancialmente.

Este desbalance prolongado evidencia lo que varios analistas ya advierten: la crisis energética en Cuba no es solo técnica, sino estructural. La falta de mantenimiento, la vieja infraestructura termoeléctrica, la escasez de recursos —combustible, lubricante, repuestos— y la dependencia de fuentes distribuidas precarias muestran una red al borde del colapso.

Consecuencias de los apagones

La situación adquiere además un matiz de desastre humanitario cuando se relaciona con los daños del huracán Melissa, que azotó el oriente del país hace más de 20 días. En provincias como Santiago de Cuba, casi la mitad de la población sigue aún sin electricidad tras el paso del ciclón.

El régimen ha llegado a desplegar miles de linieros tras Melissa, enviando más de 2.400 brigadas para reparar líneas de transmisión, subestaciones y parques solares, pero todo ha sido insuficiente.

Mientras, los cubanos en general deben lidiar con las consecuencias de estar sin energía: carecer de agua potable, porque las bombas de bombeo no operan; los alimentos se pierden al no poder refrigerarlos; y la inseguridad se agrava.

A su vez, los constantes apagones dañan aparatos eléctricos, lo que representa otro golpe a las ya precarias economías domésticas. El déficit energético de este sábado no solo es una falla técnica, sino el reflejo de una crisis sistémica.

El gobierno cubano, pese a sus promesas de modernización y apuesta por renovables, sigue sin poder cubrir la demanda básica de electricidad para su pueblo. La falta de una estrategia real para fortalecer el SEN —y no solo para parchearlo— deja a millones de cubanos vulnerables a apagones que se han convertido en parte permanente de su vida diaria.

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