Denuncian muerte de niños por colapso de hospitales en Santiago en Cuba
La periodista independiente Yadira Serrano advirtió del colapso del sistema de salud en la provincia ante la epidemia de dengue y chikungunya
La periodista independiente Yadira Serrano, desde Santiago de Cuba, denunció públicamente el colapso del sistema de salud cubano tras la muerte de al menos dos menores por virus presuntamente no identificados, en medio del brote reciente de dengue y chikungunya que sacude al país.
Serrano, madre de un niño de tres años, alertó que la situación evidencia la incapacidad del régimen para atender una crisis sanitaria de esta magnitud.
En un video difundido en redes, la reportera expresó su temor por su hijo y por muchos otros niños: “Tengo miedo por mi hijo… aquí los niños se están muriendo con estos virus.”
Denunció que en el Hospital Infantil Norte de Santiago de Cuba falleció una niña de 1 año y 2 meses, luego de ser tratada por vómitos, diarrea y fiebre.
Según un familiar, el personal médico diagnosticó inicialmente una “deshidratación moderada” y le aplicó suero de dextrosa al 30%, antes de darla de alta. Horas después, la menor fue readmitida en estado crítico y murió.
Serrano afirmó que los familiares denunciaron el caso, pero advirtió que nada cambiará: “Entre los profesionales de la salud se tapan, falsean los análisis y los resultados”, denunció.
La periodista describió un cuadro generalizado de carencias en hospitales y consultorios de la región oriental. Explicó que los médicos muchas veces no pueden ofrecer diagnósticos confiables por la falta de insumos básicos y reactivos de laboratorio, por lo que miles de casos terminan registrados únicamente como “sospecha de virus”.
Entre las ausencias más graves mencionó la falta de: reactivos para análisis clínicos; sueros fisiológicos y soluciones de rehidratación; ventiladores pulmonares; medicamentos esenciales como paracetamol e ibuprofeno; vitaminas y suplementos nutricionales para niños; y protocolos regulares de fumigación y control epidemiológico.
Según Serrano, ante esa carencia de recursos, los médicos se basan solo en la observación visual para diagnosticar, redactan en los informes “sospecha de virus” sin pruebas confirmatorias, observan a los pacientes por 48 o 72 horas sin tratamiento y evitan registrar negligencias médicas para “salvar responsabilidad”.
En ese contexto, la periodista cuestiona la utilidad de acudir a un hospital en Cuba. “¿Para qué van entonces las personas al hospital? ¿A perder el tiempo? No hay nada. Están esperando que nos muramos todos”, advirtió.
Serrano también denunció que la desnutrición y la falta de alimentación adecuada empeoran los cuadros virales, sobre todo en los niños. “El cubano está tan deteriorado, tan malnutrido, que ni siquiera puede aguantar un virus. En el resto del mundo el chikungunya rara vez mata, pero aquí está haciendo más daño que la COVID-19.”
La reportera mencionó además que incluso recurrir al mercado negro resulta inútil, porque no se puede confiar en el origen de las vitaminas o medicamentos disponibles: “Un pomito de vitamina C cuesta 3.000 pesos y un paracetamol en suspensión, 2.500”, dijo.
Ante esta situación, Serrano solicitó una “intervención humanitaria urgente” por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), argumentando que el sistema sanitario cubano está “colapsado completamente”.
Crisis por epidemia de dengue y chinkungunya en Cuba
La crisis sanitaria en la isla es amplia: según reportes recientes, más de 100 personas están en terapia intensiva por complicaciones derivadas de chikungunya y dengue, la mayoría son niños.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha reconocido la existencia de un problema epidemiológico y admitió que no cuenta con datos exactos sobre el número total de contagiados, lo que dificulta dimensionar la crisis real.
Expertos alertan que el mosquito Aedes aegypti, vector de estas enfermedades, sigue reproduciéndose sin control en gran parte del país.
En provincias como Villa Clara, un especialista reconoció que la falta de personal en las brigadas de control vectorial —solo con un 49 % de la plantilla—, la escasez de combustible para fumigaciones, la acumulación de basura, y la falta de un saneamiento adecuado, dificultan cualquier plan efectivo contra la propagación.
En provincias como Santiago de Cuba, las lluvias recientes, la irregular distribución de agua, los problemas con la eliminación de desechos y los déficits en saneamiento se combinan para generar criaderos del mosquito, con lo que la transmisión de arbovirosis se intensifica.
Mientras tanto, aunque el MINSAP y sus autoridades insisten en que la situación puede controlarse, muchos cubanos viven con miedo y desconfianza.
Los testimonios de madres como Serrano, las denuncias de negligencia, la falta de insumos y servicios básicos, y el hacinamiento de hospitales muestran un sistema sanitario que colapsa no solo ante una epidemia, sino incluso en condiciones normales.
La crisis actual revela una realidad dolorosa: en medio de un brote que pone en riesgo especial a los niños, muchas familias no encuentran respuestas, atención o esperanza.
Y para muchos cubanos, acudir a un hospital ya no representa una garantía: puede convertirse en un último recurso sin certeza de diagnóstico, medicinas, ni atención adecuada.



