Desesperación en el oriente de Cuba: sin luz, agua, e incomunicados tras Melissa
La señal de teléfono apenas llega, la gente está incomunicada y los pocos recursos son revendidos a precios impagables
A casi una semana del paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba, el municipio de Mayarí continúa sumido en la oscuridad, sin electricidad, con el suministro de agua completamente paralizado y con una conectividad casi nula.
El fenómeno, que impactó directamente al poblado, dejó tras de sí una escena de devastación: postes caídos, carreteras obstruidas, viviendas dañadas y un colapso general de los servicios básicos.
Aunque brigadas de la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE) han logrado despejar vías y levantar parte de la red, hasta el domingo ningún barrio contaba con energía, dijo el activista Osmel Ramírez, quien advirtió a Diario de Cuba que la recuperación será “lenta y fragmentada”.
“La línea de alto voltaje ya fue energizada, pero Mayarí sigue completamente sin luz”, declaró Ramírez, añadiendo que solo algunos puntos aislados podrían comenzar a recibir el servicio en las próximas horas.
Mientras tanto, la presa Mayarí continúa liberando grandes volúmenes de agua, lo que mantiene anegadas varias zonas bajas y algunos puentes.
Vecinos aseguran que la falta de mantenimiento en los drenajes antes del ciclón agravó las inundaciones tanto en Mayarí como en el municipio de Cueto, donde se reporta al menos una víctima no confirmada oficialmente. No obstante, el Gobierno insiste en que Melissa no causó muertes directas.
La situación se agrava por la casi total incomunicación. La señal solo llega a gran altitud, subiendo a techos y azoteas, las llamadas telefónicas no funcionan y los mensajes de texto apenas logran salir.
A ello se suma la escalada de precios en los pocos productos disponibles: un saco de carbón cuesta entre 2.000 y 4.000 pesos, mientras un litro de gasolina supera los 2.500.
“La gente paga lo que sea, no hay alternativa. Sin corriente no se puede cocinar ni conservar alimentos”, comentó un residente.
La respuesta del Estado se ha limitado hasta ahora a la recogida de árboles y desechos, sin distribución de donativos o alimentos.
Antes del ciclón, muchas familias apenas habían recibido “dos libras de arroz por persona”, y otras siguen esperando su ración.
En contraste, emprendedores privados y pequeños negocios locales se han convertido en el principal sostén de los damnificados, ofreciendo comida y ayuda directa, aunque los precios dolarizados los vuelven inaccesibles para la mayoría.
Por su parte, la termoeléctrica Felton, dependiente del bombeo de agua desde Mayarí, intenta reiniciar operaciones con recursos mínimos, mientras técnicos eléctricos trabajan en un circuito de emergencia para priorizar hospitales y centros esenciales.
Horas después, la Empresa Eléctrica de Holguín anunció que algunos municipios como Cueto, Marcané, Freyre, Gibara y Moa ya tenían energía restablecida, aunque Mayarí seguía sin luz, sin agua y sin señal, convertida en uno de los territorios más afectados por el huracán.



