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Díaz-Canel pide a los cubanos “reconstruir” el país tras 60 años de… ¿“bloqueo”?

El dirigente de Cuba reconoció que han sido seis décadas de decadencia en todo sentido, pero negó la responsabilidad del régimen

El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel lanzó este viernes un llamado a “construir, reconstruir y embellecer” la patria en ocasión del Día del Constructor, describiendo a la isla como una nación “golpeada sin piedad”, tras seis décadas de lo que él atribuye a bloqueos y fenómenos naturales.

“Por todo cuanto necesitamos construir, reconstruir y embellecer, en nuestra Patria golpeada sin piedad por seis décadas de bloqueo y severos ciclones, agradecemos a los constructores su esforzada labor y los saludamos en su Día. Defiendan calidad y belleza. Cuba lo merece”, escribió en redes.

Su pronunciamiento se presenta en medio de una situación crítica para gran parte de la población cubana, lo que convierte su llamado de “reconstrucción” en un contraste difícil de soslayar.

Cuba vive una crisis energética profunda. El desabastecimiento eléctrico obliga a millones de familias a vivir sin luz, muchas veces sin agua potable, y sin posibilidad de conservar alimentos o usar aparatos básicos.

Incluso ante promesas de mejoras —como la instalación de parques solares—, la generación renovable resulta insuficiente frente al colapso del sistema termoeléctrico.

A pesar de esta realidad, el gobierno insiste en pedir “ahorro de energía” a la población, como si la crisis dependiera del consumo individual y no de la desidia estructural.

Por otra parte, la carencia de alimentos básicos se ha vuelto norma. Según el medio independiente Food Monitor Program (FMP), uno de cada cuatro cubanos se acuesta sin cenar en los últimos meses.

Productos esenciales como pan, leche, arroz, pasta y otros alimentos están ausentes o en cantidades muy reducidas. Los suplementos del sistema de racionamiento estatal no alcanzan para cubrir las necesidades, y las entregas son cada vez más escasas.

La falta de electricidad agrava el problema: hogares y puntos de venta no pueden refrigerar alimentos, lo que dispara el desperdicio y obliga a la población a reducir el número de comidas. En este contexto, sobrevivir implica improvisar: cocinar a deshoras, depender de ayuda externa, o resignarse a dietas insuficientes.

La crisis alimentaria y energética se combina con una crisis sanitaria: falta de medicinas, hospitales saturados y servicios de salud en desmoronamiento.

Aunque los datos oficiales son escasos, múltiples reportes independientes alertan sobre un colapso del sistema sanitario, afectado también por apagones constantes y carencia de recursos.

Pero en este, como en todos sus discursos, En su mensaje, Díaz-Canel atribuye la necesidad de reconstrucción al efecto del “bloqueo” económico impuesto por EEUU y a los “severos ciclones” que han azotado la isla.

Sin embargo, la magnitud de la crisis actual sugiere que su origen radica en fallas estructurales, abandono del mantenimiento, mala gestión estatal y priorización de otros sectores que no benefician a la mayoría.

Altos funcionarios ya han admitido públicamente que los problemas de “hambre y apagones” no tendrán solución inmediata y han exhortado a la ciudadanía a asumir “más sacrificios”.

Mientras tanto, muchos cubanos deben vivir con cortes de electricidad que impiden cocinar o conservar alimentos, sin agua potable, con mercados vacíos y hospitales colapsados.

Las cifras, reportes y denuncias muestran que estas crisis no son efectos ocasionales, sino parte de un colapso sistemático, en donde el gobierno ha priorizado al turismo, prácticamente sin invertir en su población.

 

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