Flor de Cuba visita el hotel de Trump y le llueven críticas
En medio de las deportaciones masivas de cubanos ordenadas por el republicano, la influencer contribuyó a enriquecerlo más
El reciente video de la creadora digital Flor de Cuba desde el hotel de Donald Trump en Doral, Miami, desató un intenso debate entre seguidores latinos, quienes interpretaron la visita como una contradicción frente al discurso motivacional y migratorio que la influencer suele promover.
El contenido, publicado el fin de semana y grabado con su habitual estilo promocional, muestra un recorrido por la habitación, artículos personalizados con el apellido Trump y una panorámica del complejo turístico conocido por su campo de golf y su estética de lujo.
La elección del lugar generó reacciones inmediatas. Para un sector de su audiencia, el gesto resulta conflictivo dada la asociación del expresidente republicano con políticas migratorias que afectaron directamente a comunidades hispanas.
La controversia se alimentó de la figura pública de Flor, quien en repetidas ocasiones ha relatado su llegada a EEUU sin estatus legal y las dificultades que enfrentó antes de alcanzar estabilidad económica.
En el video, la influencer destaca detalles del alojamiento: pantuflas y toallas bordadas, tarjetas motivacionales ubicadas en distintos puntos del hotel y una vista hacia el lago artificial que rodea parte del complejo. También exhibe vehículos de lujo estacionados en la entrada y menciona el campo de golf, uno de los espacios más emblemáticos del recinto propiedad del expresidente.
La narrativa sigue la línea estética que ha caracterizado su marca digital: experiencia aspiracional, altos estándares de consumo y una presentación visual cuidadosamente producida. Sin embargo, la selección del escenario introdujo un elemento político que su comunidad no pasó por alto.
Usuarios en redes sociales cuestionaron lo que consideraron una falta de sensibilidad hacia quienes vivieron detenciones, deportaciones o restricciones migratorias durante la administración Trump. Otros señalaron que la visita erosionaba la autenticidad del mensaje de superación personal que la creadora suele enfatizar.
Sin entrar en polémicas, Flor optó por agradecer la labor de los empleados del hotel. En un comentario dirigido a una trabajadora hispana que afirmó laborar en el complejo, destacó la profesionalidad del personal —incluyendo empleados cubanos— e intentó reconducir la conversación hacia la calidad del servicio. La influencer evitó referirse al simbolismo político del espacio y tampoco respondió a las críticas más directas.
Este episodio ocurre en una etapa de crecimiento acelerado para la influencer. Flor de Cuba ha logrado consolidarse como una figura destacada dentro del ecosistema de contenido en TikTok, Instagram y Facebook, combinando mensajes motivacionales, consejos para emprendedores y contenido aspiracional relacionado con su estilo de vida en EEUU.
Su ascenso reciente quedó reflejado en un video ampliamente difundido donde celebró haber generado un millón de dólares en ventas en 27 días a través de TikTok Shop. Entre lágrimas, la creadora recordó su situación inicial —“200 dólares y sin papeles”— como parte de una narrativa que conecta con miles de migrantes que buscan oportunidades en el país.
Aunque su éxito la ha convertido en un referente para muchos seguidores, Flor también ha sido objeto de críticas en otros momentos. Parte de su audiencia la acusa de simplificar experiencias migratorias complejas o de transmitir una imagen idealizada del ascenso económico en EEUU. La visita al hotel de Trump reactivó esas tensiones, profundizando el debate sobre coherencia y responsabilidad de los creadores influyentes.
Por ahora, Flor continúa generando contenido sin responder a la controversia. El episodio, no obstante, evidencia cómo símbolos políticos —como los hoteles del expresidente— pueden reconfigurar la percepción pública incluso en piezas diseñadas para el entretenimiento y la promoción.
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