Florida: condenan a tres por secuestro y extorsión a migrantes cubanos
Los cubanos son una población vulnerable, pues su desesperación por migrar sin respaldo legal los hace presa fácil de grupos criminales
La justicia federal de Estados Unidos condenó a tres hombres por dirigir una red de secuestro, tortura y extorsión contra migrantes cubanos, en uno de los casos más duros de tráfico humano documentados en la zona.
Los criminales enfrentan largas sentencias como respuesta a un esquema que explotaba la vulnerabilidad de personas desesperadas por emigrar, y todos serán deportados una vez cumplan sus condenas.
Según la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, Osmel Benítez, residente en Miami, recibió 34 años de prisión; Jhonny Walther Izaguirre López, con residencia en Luisiana, fue sentenciado a casi 29 años, y Víctor Manuel Pérez Cárdenas, desde Tampa, afrontará 17 años en la cárcel.
El sistema que operaban estas tres personas consistía en interceptar a cubanos recién llegados por mar, llevarlos a una finca en el sur de Florida y someterlos a violencia física y psicológica mientras sus captores exigían dinero para liberar a sus familias.
Las víctimas eran torturadas con machetes, palos y sogas, mientras se grababan los abusos para presionar a los familiares a pagar rescates elevados.
En un caso particularmente crudo, Benítez obligó a una persona a sentarse en una silla con un lazo al cuello, la golpeó con un machete y luego envió un video a la familia con amenazas de muerte si no entregaban el dinero exigido.
Por su parte, Izaguirre López intentó trasladar a varios secuestrados a Luisiana para someterlos a trabajos forzados en su empresa de construcción, según la investigación.
El fiscal federal Jason A. Reding Quiñones calificó las acciones como “tráfico humano en su forma más brutal, marcado por secuestro, extorsión y tortura”, y advirtió que perseguirán sin descanso a quienes se aprovechan de la fragilidad de los migrantes para lucrarse.
Una vez que los condenados cumplan sus penas, enfrentarán un proceso de deportación que les prohibirá volver a entrar a EEUU de forma permanente, según la fiscalía.
Este caso no es aislado. Cubanos que huyen de la isla suelen convertirse en objetivo de secuestradores y extorsionadores en su ruta migratoria.
Muchos quedan atrapados en redes criminales porque no tienen forma legal de emigrar o porque recurren a rutas irregulares para escapar de la crisis económica en Cuba.
Por ejemplo, ocho migrantes cubanos fueron rescatados en Tapachula, México, después de estar retenidos en un inmueble donde sus captores exigían 200 dólares por persona para dejarlos continuar su viaje.
En otro caso, siete cubanos —incluyendo un menor— fueron liberados tras estar secuestrados, y sus captores pedían 10,000 dólares por cada uno para su liberación.
Además, redes criminales han explotado a cubanos retenidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) en México, pidiendo sobornos para permitirles seguir su ruta hacia Estados Unidos.
Estos ejemplos muestran cómo muchos cubanos se exponen a redes de tráfico humano y extorsión cuando intentan emigrar, en parte por la desesperación que vive un amplio sector de la población en su país de origen.
Migración y vulnerabilidad de los cubanos
La situación de los migrantes cubanos es especialmente precaria porque muchos no tienen acceso a vías legales para emigrar, y dependen de rutas peligrosas para buscar una vida diferente.
Esa vulnerabilidad es aprovechada por organizaciones criminales que ofrecen “ayuda” a cambio de sumas elevadas, reteniendo a las personas hasta que las familias puedan pagar.
Además, el éxodo desde Cuba se ha acelerado debido a la crisis económica, la escasez y las condiciones cada vez más difíciles dentro de la isla.
Esto convierte a los cubanos en un sector atractivo para traficantes y extorsionadores, que ven en sus sueños de emigrar una oportunidad para explotar su situación.
El arresto y condena de estos tres hombres en Florida evidencia una de las caras más crueles de la migración cubana: no solo huyen para buscar una vida mejor, sino que muchos terminan atrapados por redes que exigen pagos bajo amenazas de violencia.
Las sentencias muestran que el sistema judicial estadounidense puede actuar, pero también subrayan la necesidad urgente de mecanismos más seguros y legales para que los migrantes cubanos no queden en manos de criminales.
La protección de estas personas vulnerables debe ser una prioridad, no solo como un asunto de justicia, sino como una respuesta humanitaria a una crisis profunda.



