Gas pimienta para ciudadanos que buscaban comida en Santiago de Cuba
Agentes de la PNR, en lugar de organizar el proceso de distribución de comida, recurrieron al uso de gas pimienta
En la madrugada del pasado viernes, la desesperación de cientos de cubanos por conseguir productos alimenticios básicos desembocó en un acto de represión por parte de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en el reparto El Salao, en Santiago de Cuba.
Agentes de la PNR, en lugar de organizar el proceso de distribución de salchichas en una tienda del barrio, recurrieron al uso de gas pimienta para dispersar a la multitud, dejando a varias personas con síntomas de sofocación y angustia, entre ellas, madres con niños pequeños.
Este violento acto expone una vez más la ineficiencia y la brutalidad del gobierno cubano para lidiar con una crisis económica que afecta, principalmente, a las familias más vulnerables.
El incidente ocurrió en una tienda de la red Micro 3, única encargada de distribuir un lote de salchichas en la zona.
El gran número de personas que se aglomeró en el lugar, atraída por la alta demanda del producto, no fue atendido de manera ordenada, lo que aumentó la tensión y el caos.
La intervención policial con gas pimienta, sin importar las consecuencias sobre los presentes, refleja la política de represión y control social que caracteriza al régimen cubano en situaciones de crisis.
Críticas de la población
“Había niños pequeños, mujeres embarazadas, gente llorando. En lugar de organizar, lo que hicieron fue echar spray y fajarse con la gente”, dijo una vecina que presenció los hechos. Este testimonio ilustra la violencia y la insensibilidad con la que las autoridades manejan las necesidades básicas de la población.
El hecho también generó una ola de críticas hacia la administración local, que, en lugar de prever una distribución adecuada, permitió que un solo punto de venta fuera el encargado de atender a todo un reparto.
En las redes sociales, los residentes cuestionaron la falta de organización y pidieron explicaciones sobre la responsabilidad de las autoridades locales.
“¿Cómo van a vender un producto tan demandado en un solo punto para todo un reparto?”, cuestionó un vecino.
El descontrol se agudizó cuando las autoridades decidieron cambiar, sin previo aviso, el sistema de distribución de las salchichas. Lo que inicialmente se había dispuesto de manera que cada persona pudiera adquirir hasta seis paquetes, pasó a ser una asignación de solo un paquete por núcleo familiar.
Corrupción en el proceso de distribución
En redes, también emergieron denuncias de corrupción relacionadas con la distribución de los productos.
Habitantes de la zona acusaron a los trabajadores sociales de desviar parte de las donaciones y de lucrar con lo que debería ser destinado a los más necesitados.
Según los testimonios, fuera de la tienda, los paquetes de salchichas se revenden a precios de hasta 250 pesos, una cifra que resulta desproporcionada en un contexto donde el salario medio de los cubanos no supera los 5.000 pesos mensuales.



