¡Lo que hace el hambre! Les roban olla de frijoles mientras cocinaban en Cuba
La crisis alimentaria en la Isla ha llevado a la población a un punto de desesperación, mientras el gobierno sigue dándole todo a hoteles y restaurantes para turistas
Una cubana residente en Estados Unidos compartió un video en el que relata cómo le robaron una olla de presión caliente con frijoles mientras la cocinaban en una hornilla de carbón en una zona rural del oriente de Cuba.
El incidente ocurrió cuando la mujer entró brevemente a su casa y al regresar al patio escuchó el pitillo de vapor lejos, y vio a alguien corriendo con la olla en las manos.
Mientras en EEUU el episodio podría considerarse risible, en el contexto de Cuba se trata en realidad de un síntoma de la profunda crisis alimentaria que atraviesa la Isla.
La familia de la mujer vive sin electricidad fiable ni gas doméstico, y cocinar con carbón se ha vuelto habitual debido a los apagones, una práctica que se vuelve cotidiana en la mayoría de hogares cubanos.
En su publicación, la residente declaró: “Es triste, pero ya no hay respeto ni compasión. La gente roba lo que sea, hasta una olla de presión caliente con frijoles”.
El robo no es un hecho aislado, sino un reflejo del nivel de escasez y desesperación que enfrentan muchas familias, con el 89 % de la población viviendo en pobreza extrema y el 70 % debiendo saltarse alguna comida por falta de dinero o de alimentos, según Infobae.
Mientras el sector turístico capta alimentos e inversión, la agricultura local no satisface la demanda interna y los recursos se concentran en el abastecimiento de hoteles e instalaciones destinadas al turismo.
La desigualdad entre consumo interno y el turismo se evidencia cuando el gobierno reporta “excedentes” de alimentos destinados al sector hotelero, mientras las bodegas populares y mercados estatales permanecen vacíos o con precios prohibitivos.
Este desbalance muestra que los recursos alimentarios se destinan a sectores menos vulnerables, mientras la población común debe recurrir al empleo informal, al trueque o a medidas extremas para obtener comida.
El episodio de la olla robada pone de manifiesto la magnitud de una crisis donde el robo de alimentos se convierte en una estrategia de supervivencia.
Frente a la inflación, la caída de la producción agrícola, los apagones y el deterioro del poder adquisitivo, el gobierno de Cuba no ha logrado implementar medidas eficaces para garantizar el derecho básico a la alimentación.
La exportación o canalización de recursos al turismo, la falta de inversión en agricultura y el racionamiento insuficiente agravan la situación.
El robo es así una alerta de lo que millones de cubanos enfrentan cada día y que será de forma más frecuente: crisis alimentaria, servicios básicos colapsados y un gobierno que prioriza la promoción externa y el turismo mientras la población sufre la falta de lo más esencial.
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