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Los cubanos comen “demasiada” papa y arroz, según datos oficialistas

De acuerdo con los expertos, el consumo excesivo de estos productos es insostenible para la Isla

En un reciente episodio del programa oficialista Cuadrando la Caja, se abordó un tema polémico relacionado con los hábitos alimenticios en Cuba. El Dr. Roberto Caballero, experto en Ciencias Agrícolas y miembro del Comité Ejecutivo Nacional de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, explicó que el consumo excesivo de papa y arroz es insostenible para la Isla.

Esto se debe a la dificultad de cultivar estos en el clima tropical y los elevados recursos que requiere. Según Caballero, el tubérculo no es adecuado para las condiciones agrícolas cubanas, lo que hace necesario replantear el modelo de producción y consumo del país.

El modelo agrícola cubano y la crisis de sostenibilidad

En este debate, el Dr. Caballero sugirió que productos alternativos como el boniato, la malanga, la yuca y el ñame podrían ser sustitutos viables de la papa.

Estos cultivos, según el especialista, son más adecuados para el clima cubano y podrían mejorar la soberanía alimentaria del país. Sin embargo, reconoció que la transición hacia estos nuevos alimentos será un desafío, pues los hábitos alimentarios de la población son profundamente tradicionales.

Caballero también subrayó que, debido a la actual crisis de escasez de productos, muchos cubanos podrían estar más dispuestos a adoptar nuevos hábitos alimenticios. Este cambio, aunque difícil, podría ser una necesidad ante la falta de alimentos y el aumento de precios.

El impacto del modelo agrícola y la desconexión con los productores

Otro tema crítico abordado en el programa fue el modelo agrícola cubano. Se discutió la falta de sostenibilidad de las prácticas actuales, destacando problemas como la salinización de los suelos y la contaminación de los mantos freáticos.

Estas consecuencias son producto de un sistema agrícola que depende excesivamente de insumos externos y que no tiene en cuenta la conservación a largo plazo de los recursos naturales. Esta dependencia ha llevado a una caída en la producción local, afectando la disponibilidad de alimentos y disparando los precios.

La desconexión entre las políticas agrícolas implementadas por el gobierno y las realidades que enfrentan los productores fue otro punto crítico.

Caballero denunció que la planificación centralizada, que dicta lo que debe producirse en Cuba, no escucha las necesidades de los agricultores locales, lo que dificulta encontrar soluciones sostenibles a la crisis alimentaria.

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