Melissa deja graves daños en el sistema eléctrico del oriente de Cuba
El régimen desplegó más de 2.400 equipos de linieros para reparar las líneas caídas, y reporta también dañas en CTEs y parques solares
El sistema eléctrico nacional (SEN) de Cuba enfrenta una situación crítica tras el paso del huracán Melissa por el oriente del país, que pone una vez más a prueba la capacidad de gestión del régimen.
Según la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE), el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, confirmó una valoración preliminar de los daños e informó sobre el despliegue inmediato de brigadas eléctricas desde Pinar del Río hasta Camagüey, actualmente en ruta hacia las zonas afectadas.
La UNE detalló que los 2.415 grupos electrógenos de emergencia se encuentran abastecidos de combustible y listos para su uso.
Además, la Unidad 3 de Céspedes, previamente fuera de servicio, fue reincorporada al sistema para aliviar la situación energética en el occidente del país.
En tanto, la planta de Felton se mantiene en buen estado técnico, aunque el acceso a la zona está limitado por inundaciones.
Las evaluaciones iniciales en las subestaciones de 220 y 110 kV no muestran daños graves; sin embargo, la mayor afectación se concentra en las líneas de media y baja tensión, donde la caída de postes y árboles ha interrumpido el servicio en amplias zonas del oriente.
El plan de recuperación inmediato prioriza tres tareas principales: la revisión de las líneas, el trabajo sobre los aislamientos afectados por la humedad y la restitución progresiva del servicio.
De acuerdo con la UNE, los 52 parques solares fotovoltaicos ubicados en la región oriental presentan “daños menores”, con afectaciones localizadas —como la rotura de cuatro paneles en Las Tunas—.
El ministro aseguró que la estrategia de protección fue efectiva y que existen piezas de repuesto disponibles para su reparación. Aun así, reconoció que la recuperación total tomará varios días debido a la magnitud del daño en la red de distribución.
La desconexión preventiva de las provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo del SEN se mantendrá hasta nuevo aviso, medida que, según el gobierno, busca proteger las termoeléctricas del occidente.
No obstante, el corte deja a miles de personas sin electricidad, agua bombeada ni comunicaciones en medio de la emergencia.
Aunque el régimen calificó estas acciones como “necesarias para evitar daños mayores”, la crisis energética que atraviesa Cuba ya existía antes del huracán.
Incluso previo al ciclón, el SEN operaba con múltiples unidades fuera de servicio y frecuentes apagones prolongados en todo el país, lo que demuestra su fragilidad estructural.
A pesar de los esfuerzos de movilización, el colapso del sistema eléctrico vuelve a evidenciar la falta de previsión y mantenimiento.
El gobierno ha gastado millones en proyectos fotovoltaicos y en operaciones de emergencia, pero no ha logrado estabilizar la generación ni garantizar un servicio continuo.
Cada temporada ciclónica expone las mismas fallas: falta de inversión real, infraestructura obsoleta y una dependencia de soluciones temporales.
Mientras brigadas enteras recorren la isla intentando restablecer el servicio, la población continúa pagando el costo de una gestión ineficiente.
La respuesta ante Melissa muestra que el problema energético de Cuba no radica únicamente en los fenómenos naturales, sino en años de desatención y decisiones equivocadas por parte del régimen, incapaz de garantizar un suministro básico y estable para su población.



