Muere a los 106 años la pintora cubana Carmen Herrera

Carmen Herrera, una artista cubanoamericana cuyas pioneras abstracciones de vanguardia recibieron el reconocimiento general en los últimos años de su vida, murió el sábado en su apartamento de la ciudad de Nueva York a los 106 años.

La noticia fue confirmada por Lisson Gallery, que la representó durante una década, reporta el New York Times.

“Carmen hizo obras que están vivas y en constante cambio, incluso cuando parecía haber alcanzado una apoteosis o una cima, siguió mirando por encima del límite”, dijo el director ejecutivo de Lisson Gallery, Alex Logsdail, en un comunicado.

La galería organizará una exposición individual en su espacio de Nueva York en mayo, para conmemorar lo que habría sido su 107 cumpleaños. A esa exposición le seguirá una exposición individual relacionada para inaugurar el próximo espacio de Los Ángeles de Lisson Gallery.

Herrera es mejor conocida por sus deslumbrantes abstracciones en las que los blancos y negros nítidos, los verdes y naranjas deslumbrantes y los azules y amarillos eléctricos chocan entre sí de tal manera que solo puede describirse como una creación de pura belleza.

Ella creó estos trabajos en varios patrones: rayas verticales, cubos alternos, zigzags torcidos y más. Todos estaban definidos por sus bordes afilados.

Sus innovaciones más reconocibles son a menudo las más mínimas: una franja de verde sobre un blanco brillante, por ejemplo, se siente íntima y cruda en sus manos. Primero trabajó en lienzo, luego comenzó a crear lienzos con formas en madera.

Herrera comenzó a hacer estas obras en la década de 1950, en el apogeo de la destreza de la abstracción pura durante la era de la posguerra, particularmente en Nueva York, donde residió durante mucho tiempo.

Esa era estuvo dominada por artistas masculinos blancos heterosexuales, como Ellsworth Kelly y Barnett Newman, cuyas propias abstracciones comparten afinidades con las de ella.

Su trabajo fue desconocido durante mucho tiempo durante este período, e incluso décadas después. Aun así, Herrera perseveró y siguió haciendo arte hasta bien entrados sus últimos años.

“El punto de partida inicial de mi trabajo es un proceso de organización que sigue los dictados de la razón”, dijo en una entrevista de 1985.

“La ejecución visual está contenida dentro de la latitud permitida por la orden así establecida. Es un proceso que debe elegir, entre innumerables posibilidades, aquella que equilibre la razón y la ejecución visual.”

Salir de la versión móvil