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¿Podrán los parques solares de Cuba contra el impacto del huracán Melissa?

Los paneles están amarrados con soga ante vientos de más de 270 Km/h, y la duda surge sobre por qué una inversión así en zona de huracán

La infraestructura de parques solares de Cuba está siendo puesta a prueba ante la proximidad del huracán Melissa, y expertos, medios independientes y ciudadanos señalan que la capacidad real de estos sistemas para soportar un evento de gran intensidad es dudosa.

La estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE) afirma que los módulos están diseñados para resistir vientos de hasta 228 km/h, equivalentes a un huracán de categoría 4, pero el mismo huracán Melissa podría ser de categoría 5 al entrar en la Isla, con vientos superiores a ese umbral.

En su muro de Facebook, la UNE señaló que “los módulos solares instalados en la Isla cuentan con pruebas de resistencia al viento y al granizo, y tienen una vida útil estimada de 25 años”.

Sin embargo, esta presunción ocurre mientras el sistema eléctrico nacional (SEN) sigue en crisis: apagones frecuentes, déficit de generación, y falta de combustible y repuestos, mientras los parques solares no han mitigado la crisis energética predominante.

La instalación de estos parques implicó una inversión considerable en un momento en que el gobierno ya enfrentaba un sistema eléctrico deteriorado y dependiente de centrales termoeléctricas obsoletas.

Dato oficial de la UNE indica que los parques solares sincronizados aportan cientos de megavatios en horas pico, según datos de “A más parques solares, más energía en el día”, donde se menciona generación con 440 MW conectados al SEN.

Pero esa contribución es diurna, limitada e insignificante, si se considera que la noche sigue sin cobertura, con déficits de más de 1.800 MW, más de cuatro veces lo producido en total por los parques, además de que la infraestructura esencial de generación térmica no se ha fortalecido.

Ante un huracán de la magnitud de Melissa, la crítica se centra en que la inversión estatal en energía fotovoltaica, presentada como solución estratégica, podría no ser suficiente cuando se requiere robustez ante fenómenos extremos, mientras las termoeléctricas que cubren los déficits principales siguen en condiciones precarias.

En este escenario surge la pregunta: ¿no habría sido más razonable priorizar recursos para rehabilitar las centrales termoeléctricas, asegurar combustible y piezas de repuesto antes que apostar por infraestructura solar vulnerable a vientos huracanados?

Las imágenes que circulan en redes sociales muestran paneles solares en la provincia de Holguín “asegurados” con cintas plásticas y cables ligeros ante la llegada de Melissa, lo que ha generado burlas y escepticismo en la población.

Este tipo de medidas superficiales contrastan con la magnitud del riesgo: un huracán categoría 4 o 5, que en este momento tiene ráfagas de más de 260 km/h, superiores a los 228 km/h para los que se afirma están preparados los parques.

En términos de eficiencia y cobertura, aún con los avances en renovables, la realidad es que Cuba continúa enfrentando apagones prolongados y un déficit estructural en el SEN. Por ello, más que el discurso de autosuficiencia energética centrado en los parques solares, se requiere una política coherente de mantenimiento, diversificación y robustecimiento del sistema eléctrico completo.

La apuesta por los parques solares no ha logrado, hasta ahora, resolver la demanda energética ni blindar el sistema ante eventos extremos, lo que demuestra que desde el gobierno no solo no hay interés en cumplirle a la población cubana, sino que hay un aspiracionismo que los lleva a querer parecerse al primer mundo, mientras no pueden con sus necesidades básicas.

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