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Régimen afirma que ayuda tras Melissa fue entregada, pero el pueblo dice lo contrario

Señalan que la única ayuda que han visto es la entregada por iglesias y organizaciones independientes

A pesar de las afirmaciones del ministro de Comercio Exterior de Cuba, Óscar Pérez-Oliva Fraga, sobre la llegada de la ayuda internacional destinada a mitigar los daños del huracán Melissa, la realidad en las zonas afectadas presenta una situación muy distinta.

En un programa de televisión, Pérez-Oliva Fraga afirmó que los recursos provenientes de Naciones Unidas, gobiernos europeos y organizaciones solidarias estaban siendo entregados “directamente y sin intermediación” a los damnificados.

Sin embargo, lo que dicen los testimonios de la población contradice rotundamente estas declaraciones oficialistas.

Según el funcionario, el Sistema de Naciones Unidas activó un plan de acción de 74 millones de dólares, de los cuales 11 millones serían destinados a la ayuda directa. De esos fondos, cuatro millones se habrían destinado a “logística de pre-posicionamiento”.

Pérez-Oliva insistió en que los suministros no pasan por almacenes y son distribuidos de inmediato por los Consejos de Defensa. No obstante, en las redes sociales, los habitantes de Santiago de Cuba, una de las provincias más golpeadas por el huracán, exponen una realidad completamente diferente.

“Hasta la fecha, nadie ha recibido un paquete de ayuda del gobierno”, denunció una internauta.

Estas declaraciones señalan que las únicas entregas visibles provienen de iglesias, ciudadanos organizados, emigrados y Mipymes, quienes han asumido la distribución de alimentos y productos básicos en barrios devastados.

Este tipo de testimonios se repite con fuerza, generando una creciente desconfianza en la gestión del gobierno. La falta de transparencia en la distribución de la ayuda, que el gobierno asegura llega de forma inmediata, es una constante que se refleja en las quejas de los santiagueros.

Los ciudadanos también se quejan de la ineficacia de las autoridades ante la situación. Estos cuestionan la falta de empatía del gobierno y su incapacidad para enfrentar las necesidades urgentes de la población.

En crisis anteriores, los donativos enviados desde el exterior fueron desviados o vendidos en comercios estatales, lo que genera una sensación de frustración y desconfianza en los afectados.

La situación en Santiago de Cuba es alarmante. A pesar de que las donaciones internacionales han estado entrando al país durante días, muchos barrios aún están sin electricidad.

De acuerdo con la Empresa Eléctrica, solo el 24% de la población de la provincia tiene acceso a la electricidad, lo que dificulta aún más la recuperación. Los cables y árboles caídos siguen bloqueando las calles, y la falta de servicios básicos como el agua potable y la electricidad persiste en muchas áreas.

Lo que más preocupa a los santiagueros es la escasez de alimentos. Reportes de la zona indican que en las bodegas no se ha repartido ni una libra de arroz, y las personas se ven obligadas a sobrevivir día a día sin poder almacenar alimentos debido a la falta de electricidad. Las familias dependen de lo que pueden conseguir de manera improvisada, pero la situación no mejora.

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