ESTADOS UNIDOSFARÁNDULANOTICIAS DE CUBA

Régimen censura espectáculo en homenaje a Celia Cruz en La Habana

La Fábrica de Arte Cubano (FAC) se pronunció contra la represión artística con una butaca vacía, una pieza simbólica de resistencia en el escenario

La cancelación del espectáculo-homenaje planeado para celebrar el centenario de Celia Cruz se concreta como un nuevo episodio en la política cultural del gobierno de Cuba.

La gala, anunciada para el domingo 19 de octubre en la Fábrica de Arte Cubano (FAC) y preparada por el grupo teatral Teatro El Público con dramaturgia de Norge Espinosa y dirección de Carlos Díaz, fue suspendida por la Centro Nacional de Música Popular sin explicación alguna.

La musicógrafa Rosa Marquetti relató que, al llegar la hora de la presentación, en lugar del espectáculo hubo “una hora de silencio absoluto y una silla iluminada”.  Luego un DJ puso música de la Reina de la Salsa, como gesto simbólico de resistencia.

Este acto se enmarca en una estructura de control estatal sobre las expresiones artísticas y culturales en Cuba.

Bajo el régimen actual, la producción artística que no se alinea con la narrativa oficial enfrenta barreras de censura y represión.

Por ejemplo, la ley conocida como Decreto 349 obliga a que artistas soliciten permiso previo para exposiciones, conciertos o publicaciones, lo que convierte el arte en objeto regulado.

Celia Cruz, nacida en La Habana el 21 de octubre de 1925 y fallecida en Estados Unidos en 2003, fue una figura mundial de la música latina.

Durante su exilio —iniciado en julio de 1960— adoptó una postura crítica frente al régimen instaurado tras 1959, por lo cual su legado ha sido marginado en la isla.

Su voz y su simbología representan, para muchos, un acto de resistencia ante la opresión cultural. Marquetti señala que “lle­van 60 años temiéndole a esa voz, temblando de miedo con solo pronunciar o escribir su nombre”.

La suspensión del homenaje y el mensaje visual de la silla vacía en FAC remueven el debate sobre la libertad de expresión cultural en Cuba.

El régimen parece seguir aplicando métodos de imposición política en la cultura, regulando no solo qué se presenta, sino también quién puede presentarlo.

El silencio impuesto a la memoria de una figura tan emblemática como Celia Cruz demuestra que la represión cultural continúa vigente.

En definitiva, el gobierno cubano muestra nuevamente su control sobre las expresiones artísticas que no encajan en su narrativa oficial.

Al impedir el homenaje a Celia Cruz, una vez más el régimen comprueba su carácter represor, que sigue sin perdonar a una figura que usó su influencia mundial para pronunciarse en su contra, ignorando su legado pese a ser la mayor representante de la música cubana en el extranjero.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas