Repuntan apagones en Cuba: 1.700 de déficit mientras varios siguen sin luz
Provincias como Santiago de Cuba llevan 20 días sin electricidad desde Melissa, pero el régimen no puede satisfacer la demanda del resto
El sistema eléctrico cubano enfrentó este martes 18 de noviembre de 2025 un significativo repunte en el déficit eléctrico, luego de varios días de mantenerse con niveles relativamente bajos, que no superaban los 1.400 megavatios (MW).
A través de su parte más reciente, la estatal Unión Eléctrica (UNE) reportó que para la hora pico de este martes se espera un déficit de generación que supera los 1.700 MW, lo que dejará a un gran porcentaje del país sin electricidad durante las horas pico.
Según los datos oficiales, a las 6:00 am la capacidad disponible era de solo 1.390 MW, frente a una demanda de 2.270 MW, lo que provocó una afectación inmediata estimada en 904 MW.
Para la noche, el déficit alcanzará los 1.665 MW, lo que se traducirá en una afectación final de 1.735 MW según las estimaciones del régimen, con cortes previstos que podrían interrumpir el servicio en casi la mitad del país.
Este colapso pone en evidencia la grave incapacidad del gobierno cubano para garantizar el suministro eléctrico, incluso ahora que varias provincias han estado sin luz por más de 20 días tras el paso del huracán Melissa.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, aproximadamente el 45% del territorio aún sigue sin electricidad, según reportes locales.
Las fallas recurrentes reflejan que el régimen no ha logrado responder a las demandas urgentes de la población, a pesar de los daños provocados por el ciclón.
La compañía eléctrica estatal atribuyó las interrupciones a averías simultáneas en varias plantas termoeléctricas —incluyendo unidades afectadas en Santiago, Holguín y Santa Cruz del Norte—, así como a un mantenimiento programado en otras centrales.
Además, reportó que 472 MW de capacidad estaban limitados por fallos térmicos, mientras la escasez de combustible y lubricantes dejó 84 generadores distribuidos fuera de servicio, sumando otros 688 MW de baja.
En el Mariel, otros 96 MW permanecieron inactivos por falta de recursos esenciales. En total, casi 900 MW no pudieron integrarse al sistema por problemas logísticos y estructurales.
La recuperación tampoco ha sido efectiva desde las fuentes renovables: los 31 parques solares del país generaron solo 2.020 MWh, una cifra insuficiente para compensar la caída del suministro térmico.
En el oriente de la isla, la crisis se agravó tras el paso del huracán Melissa, que dejó daños severos en la red eléctrica: se reportaron pérdidas de 111 MW en las provincias de Holguín, Granma y Santiago de Cuba, y otros 50 MW en Granma por bajo voltaje.
La situación ha provocado protestas en varias partes del territorio. En Santiago de Cuba, varios vecinos han denunciado públicamente la falta de electricidad prolongada y han responsabilizado a las autoridades por su incapacidad para resolver la crisis energética.
La persistencia de apagones prolongados —que en algunas provincias se extienden por más de 20 horas al día— ha impactado dramáticamente la vida cotidiana del pueblo. Familias han quedado sin agua bombeada, sin refrigeración para alimentos ni medicinas, y con restricciones en servicios esenciales como hospitales y transporte eléctrico.
Aunque el gobierno informa constantemente sobre las “afectaciones temporales” y justifica los apagones por fallos y baja disponibilidad de combustible, la población percibe una crisis permanente.
La infraestructura envejecida, la falta de inversiones reales y la mala gestión estatal han llevado a una situación energética que no solo es cíclica, sino estructural.
El repunte del déficit eléctrico el 18 de noviembre no fue solo un mal día: evidenció que el Estado no cuenta con un plan serio para cubrir la demanda en momentos críticos. Mientras tanto, los apagones diarios y las protestas crecen, y la ciudadanía cuestiona la capacidad del gobierno para garantizar un servicio básico que debería ser prioritario.
