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Trump destinará 400 millones USD contra dictaduras de Cuba y Nicaragua

El republicano, que también irá contra Venezuela, se refirió a estos países como “marxistas y antiestadounidenses”

La administración de Donald Trump planea destinar 400 millones de dólares para enfrentar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, señalados como marxistas y antiestadounidenses.

La iniciativa, revelada por Reuters, forma parte de una propuesta enviada al Congreso para redirigir 1.800 millones de dólares de fondos de asistencia exterior hacia proyectos del programa “America First”.

El plan contempla no solo presionar a esos regímenes, sino también atender otras prioridades de la Casa Blanca: frenar la migración irregular hacia Estados Unidos y contener la influencia de China en sectores estratégicos como los minerales críticos y la inteligencia artificial.

El documento consultado por Reuters señala que “los intereses de seguridad nacional requieren que Estados Unidos utilice fondos de asistencia exterior para enfrentar nuevos desafíos, de manera que sea más seguro, más fuerte o más próspero”.

Otra parte de los recursos se destinaría a Europa, en proyectos energéticos en Ucrania y en iniciativas en Groenlandia.

Un portavoz del Departamento de Estado indicó que esperan trabajar con el Congreso en el marco de “America First Foreign Assistance” y defendió que la política exterior de Trump debe alinear los programas de ayuda con las prioridades de la Administración.

“Estados Unidos priorizará el comercio sobre la ayuda, la oportunidad sobre la dependencia y la inversión sobre la asistencia”, afirmó en un comunicado remitido a The Washington Post, que fue el primer medio en reportar el plan de reasignar fondos ya autorizados por el Congreso.

 

Desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha insistido en revisar la asistencia internacional, privilegiando su agenda interna por encima de compromisos multilaterales.

Pero este enfoque revela más cálculo político que estrategia real: mientras la Casa Blanca insiste en discursos contra las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, estos regímenes siguen oprimiendo a sus pueblos y consolidando su poder.

La paradoja es evidente. Trump utiliza a las dictaduras latinoamericanas como excusa para justificar recortes y reacomodos en la ayuda exterior, pero su administración no ofrece una política consistente que realmente debilite a esos regímenes.

Y en el otro extremo, los gobiernos de Díaz-Canel, Maduro y Ortega, aferrados al autoritarismo, siguen hundiendo a sus países en la represión, el hambre y el exilio forzado.

Ni la retórica de Trump ni las dictaduras del continente ofrecen soluciones de fondo. El resultado es el mismo: los ciudadanos de a pie cargan con las consecuencias, atrapados entre el populismo de Washington y el autoritarismo de La Habana, Caracas y Managua.

 

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