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Denuncian plaga de caracol gigante africano en Santiago de Cuba

La especie es una potente invasora que el Estado ha fallado en combatir, pese a que representa un peligro para la salud humana

Vecinos del distrito José Martí alertan sobre una proliferación masiva del caracol africano, que ya trepa por paredes, árboles, aceras y sótanos, y advierten que representa una amenaza directa para la salud pública, especialmente para niños que podrían estar en contacto con los moluscos.

A pesar de los reportes constantes a Salud Pública y autoridades del Partido, hasta el momento no se ha registrado una fumigación efectiva ni una respuesta oficial contundente para contener la plaga.

El caracol africano (Achatina fulica), considerado entre las especies más invasoras del mundo, porta parásitos peligrosos que pueden afectar humanos y animales.

En Camagüey, por ejemplo, vecinos han denunciado su presencia en patios, calles y áreas urbanas, señalando que el molusco puede transmitir Angiostrongylus cantonensis, asociado a meningoencefalitis eosinofílica, así como trastornos digestivos.

También han reportado que las autoridades alegan no tener sal ni cal —insumos básicos para control casero— para combatirlo.

La comunidad exige un plan inmediato de acción: recolección masiva, fumigación controlada y campañas educativas para alertar sobre los riesgos.

Muchos critican que el Estado actúa solo cuando el problema ya es inmanejable, y que nunca prioriza la salud de la población.

Este fenómeno invoca otro fracaso habitual del gobierno: su inacción frente a circunstancias que afectan a los más vulnerables. Justo como sucede con ancianos obligados a trabajar para sobrevivir, el abandono de comunidades y la desidia estatal salen a relucir.

Con sistemas sanitarios y de infraestructura deteriorados, no sorprende que una plaga invasora crezca sin contrapeso, mientras los recursos para combatirla brillan por su ausencia.

El riesgo sanitario no es teórico. Los niños pueden adquirir parásitos al tocar estos caracoles o superficies contaminadas. Expertos recomiendan no manipularlos directamente, usar guantes al eliminarlos y mantener patios limpios.

En zonas como La Habana y Camagüey ya se reportan casos similares y comunidades enteras recolectan ejemplares diariamente.

Este problema se suma al inmenso catálogo de deficiencias estatales en Cuba: hospitales sin insumos, vecindades deterioradas, falta de medios para responder emergencias. Si el Estado no se moviliza ahora, esta plaga puede convertirse en crisis médica, agronómica y social.

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