Fallece el músico cubano Enrique Álvarez, fundador de la Charanga Latina
El violinista no solo fue alguien que hacía bailar, sino un artista que llevó la identidad cultural de Cuba consigo a cada escenario
El renombrado violinista cubano Enrique Álvarez, fundador y director de la Charanga Latina, falleció en La Habana en la madrugada del 24 de noviembre, a los 73 años.
Su muerte ha conmocionado a músicos, instituciones culturales y a varias generaciones de cubanos para quienes su violín fue parte esencial de la banda sonora de sus vidas.
Aunque su familia decidió celebrar un velorio privado, las redes sociales se han llenado de mensajes de despedida, respeto y nostalgia por la figura de un artista cuya música ha calado profundo en la memoria colectiva de la isla.
La institución Artex confirmó el fallecimiento y expresó su pesar, mientras que Radio Progreso hizo hincapié en la larga trayectoria de Álvarez y su influencia formativa en jóvenes violinistas de Cuba.
Según la emisora estatal, fue un “profesional a toda prueba” que dejó su marca tanto en sus hijos como en las nuevas generaciones de músicos.
Por su parte, la Orquesta Failde, con la que compartió escenarios, se despidió de él con un cálido homenaje: “¡Gracias por tanta generosidad, querido Enrique!”, recordaron especialmente cuando interpretaron juntos El manisero en 2015.
“A los músicos se les despide así: con música y aplausos”, añadieron, subrayando el afecto y el respeto que despertaba en sus colegas.
Enrique Álvarez nació en Camagüey en 1952, en una familia de gran tradición musical: su padre fue el músico Nené Álvarez y su hermano es el destacado Adalberto Álvarez.
Formado en la Escuela Nacional de Arte como violista, fue como violinista que alcanzó reconocimiento amplio. Trabajó como primer violín de la Orquesta Sinfónica Nacional y tocó con agrupaciones emblemáticas, entre ellas la Orquesta de Elio Revé, la charanga de Guillermo Rubalcaba y la Orquesta América.
Su legado más significativo empezó en 1992, cuando fundó la Charanga Latina, una orquesta con un sonido distintivo en la música popular bailable cubana.
Bajo su dirección, la Charanga Latina ganó rápido reconocimiento, se convirtió en un semillero de éxitos nacionales y llevó su música a escenarios en Europa, África, Medio Oriente y América Latina.
En su repertorio, combinaba géneros como bolero, cha-cha-chá, son, merengue y cumbia, y se consolidó como una de las orquestas más representativas de la salsa cubana durante los años 90 y 2000.
El conjunto dirigido por Álvarez también recibió numerosos reconocimientos nacionales e internacionales: entre ellos el Gran Premio del Concurso de Música Cubana Adolfo Guzmán en 2002, el Premio de Popularidad del mismo certamen, distinciones en festivales de salsa en Brasil, México, Bahamas y Barcelona, así como la distinción “Honor” otorgada por Cubadisco en 2013 y el Premio EGREM en 2015.
En 2022, el maestro Álvarez fue homenajeado con el Premio de Honor en Cubadisco, en reconocimiento a más de cinco décadas de contribución artística, incluidos los 30 años de su Charanga Latina.
Este galardón se sumó a otras distinciones que la agrupación ha recibido a lo largo de su historia, como la Vanguardia Nacional por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.
En cuanto a su discografía, entre sus álbumes destacados figura Mi Violín Charanguero, que fusiona la tradición charanguera con arreglos modernos de salsa.
Además, su orquesta ha colaborado con figuras de peso internacional como Óscar D’León, Papo Lucca, Wilfrido Vargas y Andy Montañez.
El Instituto Cubano de la Música ha señalado en varias ocasiones su alto sentido de la cubanía y lo ha definido como un “fiel exponente de la música cubana”.
Para muchos, Enrique Álvarez no solo fue alguien que hacía bailar, sino un artista que llevó la identidad cultural de Cuba consigo a cada escenario. Su partida deja un silencio profundo en uno de los violines más reconocibles de la música popular cubana.



