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Ana de Armas celebra su cumpleaños 35 en Cuba: así ha sido su camino al estrellato

La actriz cubana Ana de Armas está de cumpleaños, motivo por el que viajó a Cuba esta semana, arribando desde el miércoles 26 de abril a La Habana.

La actriz cumple este 30 de abril 35 años, los cuales ha vivido a plenitud, con la vista siempre fijada en su sueño de ser actriz de Hollywood, algo que hasta ahora va logrando con éxito, pero sin olvidar sus raíces, por lo que ahora se encuentra de paseo por la capital cubana.

Nacida en Santa Cruz del Norte, Cuba, el 30 de abril de 1988, Ana de Armas se crio en La Habana, y desde muy temprana edad, con tan solo 12 años, decidió que quería ser actriz, inspirada por la película Matilda.

Con esto en mente comenzó la persecución de su sueño, que tomó forma cuando fue seleccionada para asistir a la Escuela Nacional de Arte de Cuba, donde estudió varios años.

Su debut en el cine vino en 2006, con la película Una Rosa de Francia, que le abrió las puertas a otros trabajos como la cinta Madrigal, y la telenovela El Edén Perdido.

Fue a finales de la década de los 2000, que la joven ya no se conformó con las pantallas de Cuba, y tomó la decisión, con apenas 18 años, de emigrar a España, aprovechando la nacionalidad de sus abuelos maternos.

En 2007 llegó a Madrid, con apenas 220 dólares ahorrados, pero el éxito la encontró en seguida, y en una de sus primeras audiciones logró quedar para la serie de suspenso El Internado, donde compartió créditos con Yon González o Martiño Rivas.

La joven trabajó en la serie durante tres temporadas, entre 2007 y 2009, hasta que ella misma pidió a los productores que mataran a su personaje, Carolina Leal, para poder enfocarse en su carrera cinematográfica.

El Internado catapultó a Ana a la fama, y en los años siguientes participó en varios proyectos, como Mentiras y Gordas, El Callejón, y Por un puñado de Besos, pero todavía aspiraba a otro tipo de papeles y comenzó a considerar otro radical cambio de vida.

Luego de su divorcio del actor catalán Marc Clotet, con quien se casó en secreto en 2014 y cuyo divorcio resultó también bastante discreto, De Armas vendió todo lo que tenía en Madrid y se jugó el todo por el todo, mudándose ahora a Estados Unidos.

Así llegó a Los Ángeles, California, sin saber inglés y con poco dinero en el bolsillo, pero con un talento y un carisma que pronto le consiguieron grandes ofertas de trabajo.

Su primera oportunidad se la daría el director venezolano Jonathan Jakubowicz, quien, impresionado por su trabajo en El Internado, la contactó para darle el papel de esposa del boxeador panameño Roberto Durán en Manos de Piedra, donde compartió set con Robert de Niro.

De Armas entró por la puerta grande a Hollywood, y aún no había terminado ese trabajo cuando el director Eli Roth le ofreció un papel en el thriller Knock Knock, junto al actor Keanu Reeves, con quien trabajó también en su siguiente película, La hija de Dios, en 2016.

A partir de ahí todo fue cuesta arriba, y tras ser fichada por la agencia de representantes más importante de Hollywood (Creative Artists Agency), su carrera en Hollywood se disparó, con papeles en Blade Runner 2049, junto a Ryan Gosling, y 007: No Time To Die, con el James Bond de Daniel Craig.

Le siguieron varios proyectos como Deep Waters, con Ben Affleck; Knives Out, de nuevo con Craig y que le daría su primera nominación a los Globos de Oro, y The Gray Man, con Chris Evans.

 

 

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El pináculo de su carrera, hasta ahora, llegaría en 2022 con el estreno de Blonde, del director Andrew Dominik, y donde su magistral interpretación de una atormentada Marilyn Monroe la haría acreedora de su primera nominación al Oscar, en la categoría principal de Mejor Actriz.

Si bien no se llevó la estatuilla, esta nominación marca un hito en su carrera, y la pone en la mira de los mejores directores de Hollywood, a la espera del próximo papel que refuerce su camino a la fama.

En su cumpleaños 35, la vida de Ana de Armas puede resumirse en una serie de apuestas ganadas, dejando todo para llegar más alto en varias ocasiones, con la satisfacción de estar logrando su sueño como actriz.

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