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Arrestan a cubana en Miami por usar cheques falsos para ganar más de 40.000 dólares

Una mujer de origen cubano fue arrestada el pasado miércoles 25 de mayo en Miami por haber cambiado cuatro cheques fraudulentos, con los que obtuvo alrededor de 45.000 dólares.

De acuerdo con el medio local América TeVé, la mujer fue identificada como Grettel Martínez, de 44 años de edad, quien realizó estas transacciones ilegales en 2020, pero fue detenida hasta esta semana por las autoridades.

Martínez cuenta con un historial delictivo, y se encontraba en libertad probatoria por dos casos anteriores, uno por hurto en mayor cuantía, del 2021, en el condado de Broward, y otro similar en 2020.

Ahora, enfrenta 10 cargos de fraude luego de haber canjeado varios cheques a nombre de una compañía, por lo que se le impuso una fianza de 32.500 dólares.

De momento, la cubana permanece en la cárcel del condado de Broward, donde continuará hasta pagar la fianza, para lo que deberá demostrar la procedencia legal del dinero.

Cubanos arrestados por fraude

Similar al caso de Martínez, otro cubano fue detenido en el estado de Virginia durante el mes de marzo por intentar cometer fraude bancario.

El hombre, identificado como Denis Monsibaez Díaz, fue sentenciado a 37 meses en prisión por conspirar para cometer fraude con tarjetas bancarias, pues formaba parte de una banda de cubanos que se dedicaba a instalar dispositivos de skimming en gasolineras, con los que robaban la información de sus víctimas.

Con esa información, la banda podía clonar las tarjetas y utilizarlas para realizar compras ilegales en varios establecimientos del estado.

De igual manera, en enero, una pareja de origen cubano fue arrestada en Miami luego de haber conseguido 2,5 millones de dólares mediante operaciones fraudulentas en una pescadería de Florida, en la que ambos eran empleados.

Desde 2021, el dueño de la pescadería denunció a los cubanos por robo, luego de percatarse de acciones irregulares de las cuales ellos estaban encargados. Una investigación policial reveló que la mujer colocó miles de etiquetas comerciales a su nombre, en lugar de colocarlas al nombre de los pescadores que consiguieron el producto.

Esto generó ganancias millonarias para la pareja y pérdidas igual de grandes para la pescadería y los otros pescadores que laboraban allí.

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