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Exmecánico de los Castro rompe el silencio: estos son los secretos revelados

Durante su testimonio, reveló que las autoridades le ordenaban utilizar refacciones que eran tomadas de los vehículos decomisados al pueblo

Un cubano identificado como Ernesto Almeida, quien laboró como mecánico para los Castro, reveló varios secretos de la cúpula del poder en Cuba que pudo averiguar durante su tiempo ocupándose de los vehículos de varios líderes castristas.

La información fue revelada durante una entrevista para el canal de YouTube ‘El mundo de Darwin’, donde Almeida indicó que tuvo acceso a este trabajo gracias a su habilidad como chapista y al historial de su familia, pues como todo puesto importante en la Isla, este se reservaba para aquellos que demostraran la mayor lealtad política.

Según su historia, Almeida estuvo asignado al taller Número 3, el cual era reservado para los autos particulares de altos militares. En ese sentido, indicó que hay otros cinco talleres, como el taller número uno, que se dedicaba a los vehículos del mismísimo dictador Fidel Castro.

Como era de esperarse para estos casos, la seguridad y discreción eran las máximas posibles, con el taller No. 3 siendo ubicado estratégicamente en frente de la casa de Raúl Castro, lo que permitía una vigilancia muy estricta por parte del Ministerio del Interior (Minint).

Durante su testimonio, Almeida localizó el taller número 3 en la aplicación de Google Earth, revelando además que la casa de Raúl Castro cuenta con un campo de béisbol en su terreno.

El exmecánico indicó que, durante su tiempo en este ambiente, descubrió que los accidentes ocurridos entre los líderes militares eran manejados con la mayor urgencia y secretismo posible, esto para evitar cualquier represalia.

“El hijo de un Coronel chocó el carro, y el lunes ese carro no podía estar accidentado… eso tenía que estar en el mínimo silencio y se trabajaba muy rápido”, recordó Almeida.

Adicionalmente, reveló que muchas veces se recurría a tomar piezas de vehículos decomisados para poder reparar los automóviles de la cúpula, pues no es secreto que la escasez de refacciones lleva varios años presente en la Isla.

“Los taxis decomisados iban para el garaje y nosotros empezábamos a quitarle las piezas para ponérselas a los carros de la técnica del Ministerio del Interior”, agregó.

El entrevistado reveló que recibía un pago superior al promedio entregado en la Isla, pero que esto no servía de mucho, pues el Periodo Especial y la entonces prohibición del dólar en aquellos años no le permitían aprovechar el valor real de estos ingresos.

“Podíamos sacar en la quincena fácilmente entre 1500 a 3000 pesos… en aquel tiempo cuando el dólar estaba prohibido”.

Aquellos que trabajaban en estos talleres tenían un puesto complejo, pues contaba con varios privilegios y restricciones, pues divulgar incluso los detalles más pequeños, como las prácticas cotidianas, podría traer represalias por parte del régimen.

Y es que la información revelada durante esta entrevista deja ver que los Castro utilizaban los recursos de la Isla para uso personal, tomando piezas de vehículos decomisados al pueblo para reparar sus automóviles. De igual manera, dejan en evidencia los privilegios de los que gozan aquellos que tienen un puesto importante en la cúpula, teniendo un trato preferencial a la hora de resolver los problemas de los militares con la mayor rapidez y discreción posible.

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