La actriz y cantante australiana Olivia Newton-John, conocida a nivel mundial por interpretar el personaje de Sandy en el clásico cinematográfico Vaselina, falleció este lunes 8 de agosto a causa de cáncer de mama, enfermedad con la que lidio durante casi 30 años.
Nacida en Reino Unido y criada en Australia, Newton-John fue una de las artistas más relevantes de la década de los 70, principalmente por su papel protagónico en el musical de culto, que estelarizó junto al actor estadounidense John Travolta.
La noticia de su muerte fue dada a conocer a través de un sentido comunicado escrito por su propio esposo, John Easterling, a través del perfil de Instagram de la actriz.
“Olivia falleció pacíficamente esta mañana en su rancho en el sur de California, rodeada de familiares y amigos”, comienza la publicación.
“Olivia ha sido un símbolo de triunfos y esperanza por casi 30 años en los que ha compartido su travesía con cáncer de mama. Su experiencia sanadora y pionera con las plantas medicinales continúa con la Fundación Olivia Newton-John, dedicada al estudio de las plantas medicinales para tratar el cáncer”, añade el texto.
A Olivia le sobreviven su esposo, su hija Chloe Lattanzi, su hermana Sarah Newton-John, y su hermano Toby. Aunque se sabe que Travolta era uno de sus amigos cercanos, no se ha confirmado si se encontraba con ella y su familia en sus últimos días.
Ver esta publicación en Instagram
Olivia alcanzó la fama mundial en los 70, y continuó haciendo películas hasta que, en 1992, a los 44 años, fue diagnosticada por primera vez con cáncer de mama.
Desde entonces, Newton-John pasó por diversos tratamientos, incluyendo algunos experimentales, para combatir la enfermedad, que le regresó en tres ocasiones, la última 27 años después de su primer diagnóstico, en 2019.
La actriz tuvo que hacer frente ahora a un tumor en la parte inferior de la columna. En ese entonces, comentó en una entrevista con el programa de televisión australiano 60 Minutes, que se consideraba afortunado de haber sobrevivido tanto tiempo, y que no quería saber cuánto le quedaba.
“Me considero muy afortunada de haber atravesado esta situación tres veces y seguir aquí, todos sabemos que moriremos algún día, pero no sabemos en qué momento”, expresó.
“Si alguien te dice que te quedan seis meses de vida, es muy posible que sea así porque te mentalizas. Así que, para mí, psicológicamente hablando, es mejor no tener idea alguna sobre el tiempo que me queda o expectativas de ninguna clase. Prefiero no pensar en ello y vivir el máximo posible”, añadió en la misma entrevista.
