La multifacética guarachera Neris Amelia Martínez Salazar, mejor conocida en el panorama sonoro de la Isla como Juana Bacallao, cumplió el pasado martes, 26 de mayo, nada más y nada menos que 95 años.
Ya cada vez más próxima al siglo de existencia, nuestra extravagante Juana continúa despertando miradas y rompiendo esquemas a su paso, para reivindicar que, efectivamente, “cada persona nace con lo suyo”.
Inicios
Nacida en el seno de una familia humilde de la capital cubana, Neris quedó huérfana a una edad muy temprana y fue internada en un colegio de monjas. Aunque nunca realizó estudios formales de música, aprendió a tocar el piano y las tumbadoras.
Fue descubierta por el notable compositor y director de orquesta cubano, Obdulio Morales, cuando esta ejercía de empleada doméstica en su casa. Tras notar su talento, el también pianista asumió la promoción de su debut en el teatro “José Martí”, de La Habana, con la interpretación de la guaracha “Yo soy Juana Bacallao”.
Este hito también daría pie a su nombre artístico, que más tarde modificaría por “Juana, la cubana”.
París, televisión y alcoholismo
Desde ese momento, Bacallao comenzó a realizar importantes presentaciones en salones de la vida nocturna en la Isla como: el Salón Rojo del Hotel Capri, el Parisien del Hotel Nacional, el cabaret Tropicana y el Cabaret Sans Souci. Incluso, compartió escena con artistas de la talla de Nat King Cole, Bola de Nieve, Chano Pozo y Beny Moré.
También demostró su indiscutible talento en República Dominicana, España, Estados Unidos, Francia, México, Venezuela y en la Opéra-Comique de París. Su incursión en la pantalla chica no llegó hasta el año 1959, por lo que su desempeño en la televisión puede llegar a ser considerado “extravagante” y “teárica”.
Durante su vida, Juana también batalló contra el alcoholismo. Una adicción que más tarde adandonaría por poner en riesgo su carrera actoral.
Actualmente, ostenta la Distinción por la Cultura Nacional, la medalla “Alejo Carpentier” y el Disco de Oro, en Canadá.
