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La Habana se encuentra bajo una nube de polvo del Sahara

El Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) informó este jueves sobre concentraciones de polvo proveniente del desierto del Sahara, las cuales se ueden apreciar a simple vista en La Habana.

Mediante un comunicado compartido en redes sociales, el INSMET señaló que estas concentraciones generarían un cielo “blanquecino” en la capital y sus alrededores.

“Una nube de polvo del Sahara avanza sobre el mar Caribe con ligeras concentraciones del mismo, que unido a dispersa nubosidad alta mantienen el cielo blanquecino sobre La Habana y varias zonas del archipiélago cubano”, se lee en el comunicado compartido por la institución encargada de monitorear el estado del tiempo en la Isla.

La publicación vino acompañada de varias fotografías que mostraban este fenómeno en la capital del país, con algunos internautas señalando su descontento por la presencia del polvo en el aire.

 

Este fenómeno ya había sido anunciado por varios medios estatales, como el oficialista Granma, el cual publicó las consideraciones a tomar que aconsejó el asesor sobre este fenómeno del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López.

Mojena advirtió que el polvo en el aire ayudaría a acentuar la sensación de calor en las zonas afectadas. El fenómeno también disminuye la probabilidad de lluvias, y que podría favorecer la actividad eléctrica durante las tormentas que se registran durante la temporada de verano.

Este fenómeno suele ocurrir en esta época del año en el área del Caribe, América Central, el sudeste de EEUU y el occidente de Europa, y se origina debido a fuertes tormentas que se experimentan en el desierto del Sahara, a más de 7.000 kilómetros del mar Caribe.

Según indicó el meteorólogo cubano José Rubiera al oficialista Prensa Latina, estas nubes de polvo comienzan a formarse durante marzo y abril, llegando a Cuba en junio y julio, aunque en ocasiones, se han registrado en menor medida durante  agosto y septiembre.

El experto recalcó que no se tratan de “nubes”, sino de áreas en las que se concentran finísimas partículas de polvo, las cuales se elevan hasta casi siete kilómetros de alto.

Se estima que una de estas nubes de polvo puede transportar hasta unas 28 millones de toneladas partículas hasta América a través del océano Atlántico, y que todas, en conjunto, trasladan cientos de millones de toneladas al año.

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