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“Lo haría de nuevo”: Polizonte cubano Yunier García a un año de su llegada a EEUU

El cubano Yunier García, quien aterrizó en Miami dentro del compartimiento de carga de un avión comercial procedente de La Habana en 2019, aseguró en el aniversario de su polémico arribó que volvería arriesgar su vida para salir de la Isla.

Así lo hizo saber en una reciente emisión del programa online Hola! Ota-Ola, conducido por Alexander “Alex” Otaola.

“Mil veces lo haría de nuevo, porque trabajando duro aquí tuve la opción de comprarme un carro con solo un mes y medio de trabajo. En Cuba no tenía opción”, manifestó Yunier, de 27 años. “No hay que robar, ni inventar, ni vender marihuana porque con lo que trabajas te alcanza”.

Asimismo, señaló que la juventud en Cuba no tiene en su poder información suficiente para comprender la realidad que les rodea y por tanto, sus decisiones parten de las carencias cotidianas. Personalmente, ha tenido que mandar remesas todos los meses a sus padres porque no tienen qué comer.

Al rememorar su llegada a Estados Unidos, García reveló haber sentido mucho miedo. “Un ingeniero de vuelo me dijo que yo me salvé porque el viaje era corto, porque en las bodegas de carga no ponen el oxígeno a menos que vayan animales”, relató.

La historia de Yunier García Duarte

El 15 de agosto de 2019, en horas de la madrugada, Yunier García Duarte —residente en Santiago de las Vegas, capitalino municipio de Boyeros— llegó al Aeropuerto Internacional de Miami (MIA, por sus siglas en inglés) escondido en la bodega del vuelo 704 de Swiftair procedente del Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana. El joven fue encontrado por un trabajador, mientras descargaba el equipaje. Incluso, pensó que se trataba de un perro.

En un primer momento se le negó la entrada al país y oficiales del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) detuvieron al polizonte bajo la Sección 212 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad. Imágenes del arresto se convirtieron en contenido viral en cuestión de horas. Pero, un mes después, un juez de inmigración le otorgó asilo político.

García Duarte, quien en aquel entonces era un trabajador en el Aeropuerto José Martí, dejó una hija pequeña en Cuba.

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