El rey Felipe y la reina Letizia de España llegaron sobre las siete de la noche de este lunes al aeropuerto internacional José Martí de La Habana para una estancia de tres días en tierras cubana que incluye a la segunda ciudad más importante de la isla: Santiago de Cuba.
Por lo retrasado de la hora del arribó no hubo un recibimiento oficial, ni palabras centrales, ni actos, ni bienvenida cálida, solo estuvo presente el máximo dirigente de la diplomacia cubana, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla.
El viaje real también subraya el acercamiento de Europa con el gobierno comunista de Cuba, incluso cuando Estados Unidos se enfrasca en un recrudecimiento de las sanciones hacia los gobernantes que indudablemente también afectan al pueblo.
Será la primera visita de Estado de los reyes de España a Cuba, el único país iberoamericano en el que Felipe VI no ha estado aún. Los detalles más concretos de la agenda se desconocen, lo que sí está confirmado es que la visita se dé inmediatamente después de las elecciones parlamentarias españolas del 10 de noviembre e incluya conversaciones con el mandatario designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Uno de los motivos por los que se gestionó la visita de los reyes este año es que La Habana cumple 500 años de fundada. Los eventos para conmemorar el aniversario de la capital de los cubanos incluyen la inauguración de lugares de interés renovados, conciertos, la iluminación de fortificaciones de la ciudad y una rara exhibición de fuegos artificiales sobre el paseo marítimo del Malecón.
En Santiago visitarán el centro histórico de la ciudad, y condecorarán al historiador de La Habana, Eusebio Leal, con la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, anunciada hace unos días siendo esta la más alta distinción civil que otorga el estado español.
