MINSAP alerta por “repunte” de dengue cuando los casos nunca han disminuido
El régimen culpa a Melissa, pero las muertes y la saturación del sistema de salud vienen desde meses antes del supuesto “repunte reciente”
El Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap) informó un “aumento leve” del 2,5% en los casos sospechosos y confirmados de dengue y chikunguña registrados en la última semana.
Según el discurso oficial, este incremento marca un repunte reciente de las arbovirosis, que continúan expandiéndose por la mayor parte del territorio nacional.
Sin embargo, especialistas independientes, médicos fuera del sistema estatal y residentes en varias provincias cuestionan la narrativa gubernamental, pues sostienen que la isla enfrenta una crisis sostenida desde hace meses, no un fenómeno puntual ni moderado.
Las autoridades sanitarias reportaron que las 15 provincias del país mantienen transmisión endémica y que la Isla de la Juventud permanece en estado de alarma. La viceministra de Salud, Carilda Peña, explicó que el mosquito Aedes aegypti mantiene una circulación fuerte y persistente de dengue, chikunguña y oropouche, lo que ha presionado de forma constante al sistema epidemiológico.
Añadió que muchos enfermos no acuden a los centros de salud, lo que genera un subdiagnóstico que dificulta calcular la magnitud real del brote, responsabilizando a la propia población cuando los centros de salud no ofrecen medicamentos ni tratamiento que valga la pena el transportarse hasta ellos.
Según los datos oficiales, el serotipo predominante del dengue continúa siendo el 4, que tiene mayor tendencia a volverse hemorrágico y, por tanto, potencialmente mortal.
Las cifras divulgadas por el Minsap indican que el total de casos de chikunguña asciende a 21.681, mientras que los reportes de dengue —no actualizados desde hace semanas— ya superaban los 2.360 contagios.
En paralelo, provincias como Villa Clara, Sancti Spíritus, Las Tunas, La Habana y Artemisa continúan por encima de la media nacional y bajo vigilancia intensiva. En Santiago de Cuba también se declaró una alerta epidemiológica ante el incremento sostenido de casos.
Aun así, distintos expertos aseguran que los números oficiales no reflejan la situación real. Estimaciones citadas por reportes internacionales y por especialistas en vigilancia epidemiológica indican que más de un tercio de la población cubana podría haber contraído alguna arbovirosis en los últimos meses.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido, además, sobre la gravedad del escenario regional. La mortalidad también ha estado presente: entre los fallecidos por dengue, figura la madre del cantante El Divo de Placetas, quien murió aproximadamente un mes antes de que el gobierno mencionara el supuesto “repunte reciente”.
Mientras las cifras crecen, el sistema de salud muestra señales claras de saturación. El propio Minsap reconoce que las unidades hospitalarias están sobrepasadas, con salas repletas de pacientes febriles y recursos limitados para la atención.
En varios hospitales faltan medicamentos, reactivos y suministros básicos para realizar diagnósticos oportunos, lo que restringe la capacidad de respuesta. A esta situación se suma el déficit de personal en las brigadas de control vectorial: según especialistas como Wilfredo Castañeda, del Centro Provincial de Higiene, apenas el 49 % de la plantilla está operativa y el Aedes aegypti ha desarrollado resistencia a los plaguicidas por el uso repetido.
El discurso gubernamental atribuye el aumento de contagios a factores como agua estancada, salideros, basura acumulada y las fuertes lluvias asociadas al huracán Melissa. Sin embargo, los residentes señalan que los casos ya estaban en ascenso antes del fenómeno meteorológico.
Además, aunque las autoridades hablan de fumigaciones, pesquisas y eliminación de criaderos, numerosos habitantes denuncian que esas campañas son escasas, irregulares o meramente simbólicas.
En contraste con la magnitud del problema, el gobierno ha promovido recomendaciones cuestionadas por especialistas, como el uso de cítricos para “espantar mosquitos”, una medida que, según críticas de la población y del personal de salud, sustituye la inversión en planes sostenidos de fumigación, saneamiento y fortalecimiento del sistema sanitario.
Para el director nacional de Epidemiología, Francisco Durán, la situación es “aguda” y exige una respuesta integral, pero los hechos muestran un escenario donde las medidas aplicadas resultan insuficientes ante una epidemia que avanza sin control.
El acumulado de denuncias, el subregistro reconocido por las propias autoridades y la falta de recursos en hospitales y brigadas de control evidencian que, pese a la insistencia oficial en calificar el incremento como “leve”, Cuba enfrenta una crisis estructural de salud pública que se profundiza con cada nuevo brote.



