Jesús Peña Cantillo es un padre cubano que busca desesperadamente justicia para su hija, una niña de 4 años que fue víctima de abuso por parte de la pareja de su mamá en Cuba.
De acuerdo con CubaNet, este cubano tiene documentos de exploración que detallan el caso y que fueron presentados ante la justicia cubana para que al culpable le cayera todo el peso de la ley, pero ocurrió todo lo contrario.
La burocracia comunista se hizo presente en el juicio y tras 24 largos meses batallando el caso, el aberrado fue sentenciado a seis años de prisión, sentencia que Peña Cantillo considera “injusta” teniendo en cuenta el trauma que el sujeto causó a una niña tan pequeña.
Ahora las autoridades le informan que si quieren continuar con la batalla legal, deben “explorar” nuevamente a la niña para determinar el tipo de abuso. Es decir, volver a someter a la menor a extensos interrogatorios y que recuerde todo de nuevo.
“Desde el 27 de julio del año 2019 puse una denuncia por abuso lascivo en la estación de policías de San Antonio de los Baños”, asegura Peña Cantillo. “La niña relató los hechos (a las autoridades) más claros que a mí y a mi madre”.
Los abusos a los que era sometida la menor incluyen tocamientos indebido, golpes y estrangulamientos que le generan placer sexuales al aberrado. Las autoridades en Cuba dictaron que la niña había sido víctima de abusos lascivos. Aunado a eso, el padre explica que la sentencia por el abuso de su hija tardó demasiado.
El padre de la niña solicitó la custodia
Pero el camino de este padre aún no termina. Ahora deberá enfrentar un juicio civil por la custodia de su hija, pues los abusos cometidos contra la menor al parecer eran consentidos por la mamá. “Yo sé que están tramando un plan para ver cómo me quitan a mi hija”, lamenta.
Dicha paranoia nace tras la sentencia al abusador, ya que el tribunal civil decidió llevar a cabo una nueva exploración del caso para determinar si la niña estaba mintiendo, pese a que la psicóloga Jennifer Milagros Izquierdo, del Centro de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes de Cuba , recomendó no revictimizar a la niña.
La experta informa que la niña dibuja los abusos, que es un lenguaje habitual en los niños de esa edad.
El desesperado padre cuenta que todo este proceso legal y personal ha sido “fuerte” para él, porque la menor lo culpa de no estar presente cuando ella lo necesitaba.
“Fui a buscarla para que se pasara unas vacaciones conmigo y, cuando se la fui a llevar a la madre de regreso, me enteré de por qué la niña no quería regresar”.
Al saber lo que ocurría el padre decidió no retornar a la menor pero comenzó a indagar entre los vecinos y la persona que la cuidaba para saber si, en efecto, el sujeto abusaba de ella.
“Ponían la música alta para que no se sintiera afuera lo que sucedía adentro. Una vez la vecina de arriba me dejó caer un papel para que la llamara, pero ella se enfermó y el hijo no quiso meterse en eso”, explicó el padre.
El resto de los posibles testigos han actuado como cómplices porque, dice Peña Cantillo, “a ese hombre le tienen miedo. Supongo que cuando lo vean en la cárcel alguien hablará”.
