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¿Podrían Laura y Marco formar una megatormenta en el Golfo de México?

Dos tormentas tropicales se dirigen hacia el Golfo de México, donde podrían coincidir a partir del próximo lunes, ya con otra categoría. En caso de suceder, sería la primera vez en más de un siglo que un fenómeno de este tipo, conocido como el efecto Fujiwhara, se registra en la zona.

De acuerdo con reportes de Telemundo, Laura se convirtió en tormenta en la mañana del pasado viernes. El sábado tocó tierra en Puerto Rico y ahora se dirige hacia la Isla Española y Cuba, con una trayectoria que —según el Centro Nacional de Huracanes— podría rozar en el sur de la Florida y reforzarse en las costas de Mississippi, Louisiana o Alabama.

Marco, por otra parte, ya pasó por la península mexicana de Yucatán y los especialistas prevén que gane fuerza en su camino hacia Texas.

“Nunca hemos tenido dos huracanes simultáneamente en el Golfo de México”, explicó a The Associated Press (AP) el investigador Philip Klotzbach, de la Universidad de Colorado, quien aseguró que lo más parecido a este fenómeno ocurrió en 1933. El 4 de septiembre de ese año, un huracán categoría 3 azotó a la localidad de Brownsville, Texas. Simultáneamente, otra tormenta tropical atravesó la Florida.

El Golfo de México, un entorno amigable para las tormentas por la calidez de sus aguas, es relativamente pequeño —mil millas de diámetro—, por lo tanto no puede albergar dos huracanes. Si se forman en esta área al mismo tiempo, competirán por “matarse” entre sí.

¿Qué sucedería si llegan a la vez en direcciones diferentes?

Ahora, si los vórtices de dos tormentas se acercan lo suficiente pueden empezar a orbitar alrededor de un centro común. Este fenómeno, que también ocurre con tornados, es conocido como Fujiwhara, bautizado así por el meteorólogo japonés Sakuhei Fujiwhara quien describió el efecto en 1921.

A la vez, pueden resultar tres posibles escenarios: si giran en la misma dirección, “empiezan a bailar intensamente alrededor de un centro común”; o si uno es más fuerte que otro, el primero termina devorando al más débil.

La tercera opción responde a si ambos tienen una fuerza parecida. En ese caso pueden “gravitar acercándose hasta alcanzar un punto común y fundirse, o seguir girando hasta salir disparados cada uno en una dirección diferente. En raras ocasiones, el efecto es aditivo cuando ambos se unen, resultando en una tormenta mayor”.

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