A casi siete años de haber subido por última vez a un escenario, durante su gira Anti World Tour, Rihanna volverá en 2023 como la estrella del show de medio tiempo del Super Bowl.
La cantante originaria de Barbados tendrá un regreso a la música épico y a lo grande, en el evento deportivo más televisado en Estados Unidos, y con uno de los espectáculos más famosos del mundo, en vivo desde el State Farm Stadium.
Pese a que ‘Riri’ ha sido algo hermética al respecto, sin dar demasiados detalles sobre lo que tiene preparado para su actuación, recientemente destacó que sí está emocionada y hasta dio pistas de quién podría acompañarla en el escenario.
Al ser abordada por reporteros de TMZ mientras salía de compras este martes 4 de octubre, la intérprete de Diamonds admitió que sí siente cierta presión por la titánica tarea que tiene a su cargo para el próximo 12 de febrero.
“Estoy nerviosa, pero muy emocionada”, dijo escuetamente.
Además, dio pistas de que su novio y padre de su hijo, el rapero A$AP, podría ser uno de sus invitados en el escenario durante el Super Bowl.
Pero su pareja no sería el único en el escenario, pues se cree que hay una enorme lista de posibles artistas que podrían acompañarla, con muchos de sus antiguos colaboradores.
El anuncio oficial de que Rihanna llegará al half time show del Super Bowl LVII se dio a finales del mes pasado, cuando el 25 de septiembre Rihanna publicó en sus propias redes sociales un críptico -y a la vez obvio- mensaje, únicamente con la foto de una mano agarrando un balón de americano.
Más tarde, la propia NFL confirmaría la noticia con la misma foto en su perfil oficial, felicitando y etiquetando a la también empresaria.
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La noticia fue muy bien recibida por los fans de la cantante y el público en general, con gran expectativa por los numerosos éxitos musicales y la calidad de espectáculos a los que Rihanna tiene acostumbrado al público.
La participación de la cantante en el evento deportivo era esperada desde hace unos años, pues en 2020 se rumoró que rechazó la oportunidad de encabezar el show por la forma en que la NFL había castigado al jugador afroamericano Colin Kaepernick en esa temporada.
El ex San Francisco 49er se había negado a ponerse de pie para interpretar el himno nacional estadounidense al comienzo de los juegos, como modo de protesta por la brutalidad policial y la desigualdad racial en todo el país en medio del auge del movimiento Black Lives Matter, por lo que fue sancionado.
