El controversial cineasta estadounidense Woody Allen anunció su retiro de la industria, a tres años de haber lanzado su última película, Un día lluvioso en Nueva York, de 2019.
El afamado director de cine confesó en una entrevista con el actor Alec Baldwin que había “perdido la emoción de hacer películas”, por lo que estaba próximo a retirarse.
Allen señaló la aparición de las plataformas de streaming han contribuido a su falta de emoción, y que está preparando una película que grabará en París este otoño, la cual sería la última de su carrera.
El cuatro veces ganador del Óscar expresó que, a sus 86 años, considera que el mundo del espectáculo “ya no es como antes”, y que ya no le entusiasma formar parte de ello.
“Haré al menos una película más, pero buena parte de la emoción se ha ido… Cuando empecé, los filmes llegaban a cines por todo el país e iban cientos de personas en grandes grupos mientras permanecían meses en taquilla”, declaró a Baldwin en su programa The Alec Baldwin Show.
No es la primera vez que Allen menciona que resintió el cambio en la dinámica del cine, pues ya se había sincerado al respecto en un artículo para el diario El Clarín.
“No me divierto tanto haciendo una película como estrenándola en el cine. Fue una sensación agradable saber que 500 personas la estaban viendo una vez… No sé cómo me siento acerca de hacer películas. Voy a hacer otro filme y veré cómo se siente” escribió en aquella ocasión.
El director no es el primero en quejarse del cambio que han traído los servicios de streaming, pues realizadores como Quentin Tarantino (Kill Bill, Sin City) y Ridley Scott (Alien, Blade Runner) también han reclamado que las plataformas virtuales “han arruinado” la producción de películas.
Además de sus planes en lo profesional, Allen tocó en la entrevista con Baldwin el tema de las acusaciones de abuso sexual que su hija adoptiva, Dylan Farrow, sostiene en su contra.
Farrow afirma que el director abusó de ella cuando tenía 7 años, mientras que Allen ha alegado inocencia durante 30 años, desde que estalló la polémica en 1992.
El director nunca fue arrestado o procesado por la acusación de abuso sexual, aunque fue investigado por la policía estatal en Connecticut, donde viven su expareja Mia Farrow y sus hijos.
A pesar de su presunción de inocencia, Woody Allen se casó con su hijastra adoptiva Soon Yi-Previn, hija adoptiva de la exesposa de Allen, Mia Farrow.
La polémica se olvidó un par de décadas, hasta que en 2014 Farrow volvió a hablar públicamente al respecto, motivada por el movimiento Me Too, donde cuestionó que Allen siguiera teniendo cabida en Hollywood.
Ahora que se retira, el director ha expresado que le gustaría dedicarse a escribir, como ya ha hecho antes, aunque sus obras han sido opacadas o incluso bloqueadas debido a sus escándalos.
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