FARÁNDULA

Ana de Armas luce los famosos “tenis sucios” de Golden Goose valorados en 400 euros

El estilo sobrio, pero glamuroso de Ana de Armas ha vuelto a dar de qué hablar, ahora por elegir las famosas zapatillas “sucias” de Golden Goose valoradas en 400 euros para caminar por las calles de Los Angeles, donde se mantiene respetando la cuarentena junto a su novio Ben Afflleck.

La sección Fashion de la revista Hola se deshizo en elogios hacia la cubana, a quien califica como “uno de los nuevos íconos en las grandes alfombras rojas de Hollywood”, un logro que ha alcanzado de la mano de su estilista, Karla Welch.

Según el medio, que no le pierde los pasos a la pareja, el viernes Ana y Ben fueron a hacer la compra con los hijos del actor, cita para la que optaron por la comodidad. La chica Bond “no renunció a su estilazo, y de nuevo demostró que está al tanto de las últimas novedades”, señala Hola.

Ana lució “las deportivas preferidas” de famosas aristócratas europeas como Tamara Falcó o Alessandra de Osma, pero “con toques de tendencia”: unos jeans rectos de tiro alto y rotos de la firma J. Brand, con camiseta básica blanca de cuello redondeado y chaqueta oversize con puños remangados.

 

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El look, que completó con un pañuelo de Dolce&Gabbana valorado en 145 euros. “En cuanto a las joyas, ha prescindido por un día de su romántico colgante de medio corazón y ha preferido lucir varios collares de oro de Foundrae, así como el reloj Panthere y el brazalete Love, ambos de Cartier”, detalla la revista.

Y, claro, para rematar se calzó unas zapatillas blancas de Golden Goose, una firma en pura tendencia. Los tenis que escogió De Armas son el modelo Superstar, de diseño acordonado, con una gran estrella en el lateral y efecto desgastado. El par cuesta sobre los 400 euros.

“Parecen unas zapatillas roñosas, pero suelen estar en los pies de gente que lleva otras prendas inmaculadas. Si son mujeres, seguramente las combinen con un bolso de Chanel o uno de Prada. Si son hombre, con unos pantalones blancos y una chaqueta de lino impoluta. ¿Qué está pasando aquí?”, es la reseña de GQ.

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